Hola, chica bajita:
Me animé y fue perfecto.
«Hola» dije sentándome al lado de ella.
Ella me miró y luego de nuevo echó su vista hacía abajo.
«Hola» dijo en susurro.
«¿Qué pasa? Digo siempre te veo triste y puedo darme cuenta que lo ocultas y muy bien» dije.
Ella me dio una mirada triste y luego empezó a llorar. Lo único que hice fue rodearla con mis brazos.
Se sentía bien, saber que la podía abrazar, la podía sentir. Su olor frutal y sus pequeñas manos tomando mi chaqueta y apretándola. Luego de eso ella se separó y me dio una mirada diferente a todas.
Agregó;
«Gracias...» dijo, su voz era tan dulce como la miel.
¡Oh! Mi querida chica de cabello morado, eres lo mejor. Te quiero.