No hay vuelta atrás

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Laura:

Volvimos a la villa y la gente empezó a jugar verdad o reto. Mis compañeras acabaron haciendo retos como pasar el hielo por el cuerpo de los solteros o lamerles el abdomen, las que antes estaban llorando porque según ellas iban a echar de menos a sus novios ahora no parecían acordarse nada de ellos.

Steven se fijó en que no había participado en ningún momento y me lo dijo.

—Laura, no has participado aún ¿No quieres jugar?— preguntó.

—No, gracias— contesté.

—¿Prefieres quedarte en una esquina como si fueras un mueble?— preguntó Steven.

—Prefiero irme a la cama, estoy algo cansada— contesté mientras me dirigía a mi cuarto.

—Pues nada chicos, Laura ha decidido ser el mueble de la edición— dijo Steven con un tono burlesco.

—Prefiero ser un mueble antes que ser un chulo y creído como tú— dije.

—Vaya, el mueble se ha picado— se burló.

—Déjala, tú no eres nadie para juzgarla si ella no quiere jugar— dijo Ken defendiéndome.

—Gracias— le dije a Ken.

—Defendiéndola y todo, que bonito, al parecer el Ken ya ha encontrado a su nueva Barbie— dijo Steven, de nuevo con ese tono burlesco que tanto odiaba

¿Porqué se comportaba como un cretino?

Ignoré por completo su comentario y seguí mi camino hacia el cuarto. Una vez allí me eché en la cama y me acosté.

En cuanto me levanté me lavé bien la cara y bajé a la cocina para hacerme el desayuno, acto seguido lo coloqué en una bandeja y me dirigí a la mesa del comedor para sentarme y desayunar junto a mis compañeras.

—¿Que tal has pasado la noche Laura? ¿Aburrida, no?— preguntó de repente Steven.

—He pasado una buena noche, no tienes que preocuparte por eso— contesté molesta por la pregunta que acababa de hacerme, solo deseaba que en algún momento el tipo se quedara afónico para que no pudiese seguir hablando.

Pasado un buen rato Sandra vino y nos llevó a mí y a todos los de mi villa al jardín en donde estaban esperándonos las solteras y nuestros novios.

—¡Buenos días chicas, como ya os comenté ayer estáis aquí para decidir a quién le váis a dar la primera cita y poder despediros de vuestros novios— nos recordó Sandra y después empezó a preguntarnos a cada una a quien le íbamos a dar nuestra primera cita y porqué

—Se la daré a Ken, él se ve muy majo y amigable y creo que podría conectar con él, además es atractivo— dije cuando Sandra me preguntó a mí y aunque no había cruzado palabra con él realmente lo pensaba ya que le había visto iniciar conversaciones con otras de mis compañeras y ser amable y educado con ellas.

—Estoy encantado de que me des la cita— dijo Ken.

—Matías ¿Que te parece que Laura le haya dado la primera cita a Ken?— preguntó Sandra.

—No me sorprende, Ken es un chico atractivo, eso es innegable— contestó Matías

Cuando acabó de preguntarnos a nosotras empezó a preguntarle lo mismo a nuestros chicos.

—Yo le daré la cita a Clara, ya que creo que es con la que más feeling puedo llegar a tener— contestó Matías cuando Sandra le preguntó.

—Yo también creo que puedo tener feeling contigo— dijo Clara con una sonrisa maliciosa en los labios.

—Laura, ¿Que te parece que Matías haya escogido a Clara para su primera cita?— preguntó Sandra

—Tampoco me sorprende, siempre me dijo que le gustaban las rubias— contesté.

Cuando acabó de preguntarnos nos anunció que era el momento de que nos despidiéramos.

Matías y yo nos dimos un abrazo muy fuerte.

—Quiero que sepas que voy a echarte de menos y que pase lo que pase siempre voy a pensar en tí, espero que tú también pienses en mí— dije mientras las lágrimas se deslizaban por mis mejillas.

—Voy a pensar en tí todo el rato, lo prometo— dijo Matías. Nos dimos un beso y un fuerte abrazo antes de que él regresara con Clara a su villa, me partía el alma pensar que ese podría llegar a ser el último beso que nos íbamos a dar.

—Nos tenemos que ir ya, lo siento— dijo Clara mientras nos abrazábamos  estropeando el que posiblemente pueda llegar a ser nuestro último momento romántico, lo cual me hizo desear que cayera un rayo y la partiera en dos.

—¡Que nos dejes en paz, tía— le grité y Clara se quedó mirándome con mala cara pero no me importó. Después de un par de segundos más abrazándonos Matías y yo nos separamos y pude ver como se alejaba junto a Clara. También pude ver a Steven mirándonos, por su cara parecía sentir lástima por nosotros.

En ese momento sentí ganas de abandonar la isla y regresar de la mano de mi novio a casa pero me recordé que la razón por la que estábamos ahí era más importante que mis sentimientos y que si me marchaba de allí ahora en un futuro iba a arrepentirme de ello.

—Ya no hay vuelta atrás— dije para mí misma mientras regresaba a mi villa junto a Ken.











Rumbo a la isla de las tentaciones Donde viven las historias. Descúbrelo ahora