Operación: G.E.N.O.C.I.D.I.O.

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Hola a todos, a darle con la continuación de esta gran historia.

>«Con que el primero que luche a su lado. Seguramente se decidieron de los anteriores al verlos como algo repulsivo para su casta. Nos harán lo mismo. Estos niños nunca cambiaron, siguen siendo los miserables que cuentan las anécdotas registradas en la base de datos de KND de la Tierra» -luego pensaría más, ahora debía regresar a su habitación y ver cuál sería su siguiente paso. No iba a permitir que unos mocosos ególatras acabaran con toda la vida de niños, adolescentes y adultos solo por creerse de una estirpe superior-

-Los días posteriores fueron pasando de forma rutinaria, cumpliendo misiones y misiones sin parar. En un momento dado, No.580√ les avisó que a las nueve mil horas se llevaría a cabo una reunión de alta prioridad, donde todo el régimen galáctico haría acto de presencia. Esa era la oportunidad que tanto estaba esperando Miguelón, porque antes de su siguiente movimiento había un sitio al que debía ir sí o sí.

Antes de la hora de la reunión, No.800 trillones intentó pasar un momento a solas con No.1, mas este le comentó que tenía algo importante que hacer antes de reagruparse en el punto de agrupamiento. Esto la dejó decaída, pensando en que era inútil intentar algo con este, segura de que no quería soltar la imagen de aquella tal 362 de la que tanto les habló en su momento; la morochita solo resopló, esperando que algún día la superara. Ahora, sin distracciones de por medio, No.1 tomó rumbo a la luna donde aprisionaban a los adultos que estos derrotaban. Gracias a sus privilegios, ganados a base de sus logros en batallas, tuvo acceso completo a la instalación. Los pocos KND que ahí trabajaban lo saludaron, preguntándole si no pensaba asistir a la charla que se daría en una hora. No.1 les contestaba que estaba ahí para interrogar a un prisionero que antes le había causado mucha molestia, creyendo que con eso se quitaría a los estorbos de encima, más estos pronto le dijeron que en la prisión no había nadie. No.1 quedó confundido, pidiéndole explicaciones-

>Se nos ordenó llevarlos fuera hace como una hora. Serán presentados en la gran reunión –pronto se tapó la boca, pero ya había soltado la información que No.1 requería-. Mierda –dijo el guardia al ver a No.1 alejarse-

>¿Llevarlos a la gran reunión? No tiene sentido. ¿Para que querrían a un montón de adultos y adolescentes ahí? –Su nave llegó a escasos minutos de que el evento tuviera lugar-

-No.1 corrió deprisa al sitio, encontrándose con que solamente Los chicos del barrio galácticos eran los que estaban ahí, en una especie de coliseo romano. En el medio y metros arriba cuatro enormes pantallas que cubrían todas las direcciones. Los niños presentes esperaban con ansias lo que sea que se fuera a mostrar, pero Miguelón tenía un mal, muy mal, presentimiento. Las pantallas se encendieron, dejando ver a un niño de no más de diez años, que tenía a su espalda, sentados, a cientos o miles de niños. En todas las pantallas se veía lo mismo-

>Hola, Chicos del barrio galácticos. Los hemos convocado aquí porque daremos inicio a nuestro plan maestro ¡para erradicar de una vez por todas, la tiranía adulta! –Alzó una de sus manos, en señal de victoria, con el puño cerrado, provocando que todos, menos 1, gritaran con euforia-. Hace mucho tiempo que se sabe que el crecer fue un error de algunos de nuestros científicos. Siglos han pasado desde ese fatídico día –su forma de hablar tenía atrapados a todos, menos, como ya mencioné, a 1-. No obstante, gracias a su esfuerzo y el de los científicos que sobrevivieron a tan cruel destino, logramos crear una cura. Una vacuna que, para nuestra desgracia –señaló a todos los que tenía detrás, quienes se mostraban con caras afligidas-, no funciona en nosotros mismos. Es por eso que los hemos estado reclutando a lo largo de los años, porque esta vacuna sí funciona en ustedes. Ahora mismo, usaremos esta vacuna en cada uno de ustedes, ¡de manera que ya no crecerán y jamás tendrán que ser adultos!