06. Encantadora perdición

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—No era necesario que me trajeras.

La voz de la joven lo hizo reaccionar mientras observaba hacia el frente, viendo de reojo a la castaña voltear a verlo, llevaban un par de minutos estacionados allí y ningundo había dicho nada, sin embargo estaba lejos de resultar incómodo para alguno de ellos, se sentían en confianza, a pesar de haber compartido solo una noche.

—Luces mal, no quería que te pasara algo mientras regresabas a casa —Comentó él volteando a verla con una genuina sonrisa en su rostro, provocando que la menor sonrienda levemente—. ¿Vives con alguien?

—...Con mi hermano, pero no esta está noche —Dijo Kaede luego de unos segundos mientras se quitaba el cinturón de seguridad.

—¿Puedo acompañarte un rato? —Quiso saber con algo de cautela mientras la castaña volteaba a verlo a la vez que soltaba una pequela risa.

—Por mucho que quiera realmente no puedo hacerlo esta noche...

—No es por eso —Aclaró Koga de inmediato, algo avergonzado por las palabras de la chica—. Solo... no quiero regresar a casa aún, tal vez pueda acompañarte hasta que ya vayas a dormir, me iré de inmediato.

Kaede dirigió su mirada hacia el edificio para luego asentir, aceptando al chico mientras bajaba del automóvil, Koga bajo poco después, siguiendola de inmediato mientras cargaba el bolso de la joven, el conserje lo observo de pies a cabeza, provocando que inclinara levemente su cabeza mientras entraba al ascensor.

—No seas tan educado, es un viejo asqueroso —Dijo Kaede mientras observaba al hombre cuando las puertas se cerraban.

—¿Te hizo algo? —Cuestionó luego de unos segundos, haciendo que la castaña volteara a verlo fugazmente—. ¿Lo hizo?

—...No, sin embargo lo insinúa cada vez que puede —Se limitó a decir ella mientras observaba el número del piso en el que iban.

—¿No es riesgoso que sigas en este lugar cuando un tipo como ese trabaja aquí? —Preguntó él frunciendo su ceño mientras levantaba su mirada disimuladamente, observando la cámara que había allí, sin pensarlo demasiado tomo la mano de la castaña, haciendo que esta volteara a verlo, aprovechando para inclinarse y poder unir sus labios en un suave beso—. Si te ve conmigo tal vez pare.

Kaede asintió vagamente sin siquiera prestarle atención al alto chico, pues este solo se dedicó a besarla con una calma que la descolocaba por completo, las puertas del ascensor pronto se abrieron, provocando que ambos se separaran avergonzados al escuchar un par de voces ajenas, la castaña solo salió de allí, llevando consigo al joven que mantenía su mano entrelazada, Koga avanzo por el pasillo hasta su departamento, donde la castaña le permitió pasar poco después, dejándolo conocer su hogar, aquello podía ser incorrecto, pero se sentía bien estar con ella, incluso cuando a penas sabia un par de cosas sobre ella.

—¿Quién eres? ¿Una especie de príncipe azul? Porque dejame decirte que yo no soy una princesa, no soy una damisela en peligro —Dijo ella mientras colocaba ambas manos sobre su cadera, observando al chico quien sonrió de lado, acercándose a ella para levantar su mano y deslizarla entre las hebras castañas de la chica.

—Puedo notar que no eres una damisela en peligro —Murmuró él sonriendo ampliamente mientras imitaba su propia acción con la otra mano, levantando un poco más el rostro de la joven—. Aún así tal vez no esta mal recibir un poco de ayuda ¿No crees?

—Dejaste a tu amigo solo en el bar

—Tiene veintiún años, puede cuidarse solo —Dijo Koga encogiéndose de hombros mientras soltaba una suave risa.

—¿Y tú? —Quiso saber ella mientras observaba al chico—. Creo que podríamos hacer de esto algo divertido, si tú respondes mis preguntas entonces yo también lo haré, así puedo conocer al chico con quien tuve sexo y ahora esta en mi hogar como si nos conocieramos de toda la vida.

Lovers Hurricane •Koga Yudai• #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora