Lovers Hurricane •Koga Yudai• #3

10. Sin clase

—Estoy llegando... ya te vi.

Koga soltó un suspiro y finalizó la llamada para poder estacionar el automóvil, rápidamente acomodó su cabello y bajo del vehículo para poder dirigirse hacia la entrada del club, dónde pudo ver a su novia bajando los escalones con cuidado de no caer al llevar unos altos tacones, su sonrisa nerviosa cambió rapidamente cuando estuvo junto a él, abrazándolo con fuerza mientras soltaba un gran suspiro de alivio.

—Al fin llegas, estaba preocupada ¿Por qué no contestabas las llamadas y mensajes? —Quiso saber la menor acariciando su rostro con cariño.

—Lo siento, salí de una junta hace una hora y olvidé que tenía el celular en silenció —Mintió aunque no del todo, observo con una débil sonrisa a la menor mientras esta negaba levemente—. Olvidé por completo el almuerzo.

—Lo sé, tú padre esta furioso, aunque sabe ocultarlo —Murmuró Sakura haciendo una mueca que la hizo lucir algo tierna ante los ojos del mayor—. Pero esta bien, esperemos que entienda esta vez...

—Lo dudo, pero bueno, entremos antes de que aumente su enfado.

—Aún no me saludas correctamente —Dijo ella cruzándose de brazos mientras sonreía  con diversión.

Koga sonrió apenas unos segundos antes de acercarse a ella para poder unir sus labios en un corto y suave beso, el cual Sakura ni siquiera dudo en corresponder de inmediato, envolviendo su cuello con ambos brazos para apartarse apenas unos centímetros cuando este colocó ambas manos en su cintura.

Kaede no podía creer lo que sus ojos veían, toda la imagen que aquél chico se había encargado de crear para ella estaba en el piso, la presión en su pecho y el nudo en su garganta eran poco para describir lo mal que se sentía al darse cuenta de que Koga Yudai era un mentiroso de muchos a los que había conocido a lo largo de su vida, aunque las cosas con él eran diferentes, porque en ese poco tiempo que se llevaban frecuentando, ella había caído profundamente a te él, algo que él había fingido para ella había sido lo más real que había experimentado en muchísimo tiempo.

—Es un maldito...

Su voz salió apenas como un débil murmullo mientras pasaba una mano por su rostro oscuro cabello, dando unos cuandos pasos hacia la pareja que se encontraba hablando frente a la entrada de aquél lujoso lugar privado, sin embargo, la repentina aparición de un alto hombre de traje negro se interpuso en su camino.

—Esto es un club exclusivo jovencita, tengo que pedirle que se marche, por favor —Habló aquél hombre con voz dura, sin siquiera mirarla mientras extendía su brazo frente a ella para que no pasara.

—Necesito hablar con ese hombre...

—Insisto jovencita, dudo que el joven Koga y la señorita Miyawaki tengan algo que hablar con una... joven cono usted —Comento el guardia luego de darle una rápida mirada de pies a cabeza—. Como le digo, es un lugar exclusivo, así que no puedo permitirle entrar a este lugar, solo familias y personas aliadas al club pueden ingresar...

—Sabe lo que pueden hacer con este club tú y cada uno de esos nefastos de mierda, pueden meterselo en el culo —Murmuró ella abriendo levemente sus ojos con molestia mientras empujaba bruscamente el brazo del hombre para alejarlo de ella.

—Muy bien, vete de aquí zorrita, no es la primera vez que una mujerzuela de tu clase viene y arma un escándalo a alguno de los miembros del club...

La castaña fue capaz de sentir su cuerpo tensarse por completo al escuchar aquel hombre, por lo que sin siquiera dudarlo empuño su mano y lanzó un fuerte golpe en su contra, provocando que éste retrocediera algo sorprendido.

—¡Zorra tu madre, bastardo de mierda! —Exclamó ella antes de levantar su pierna y golpear el miembro de este provocando que cayera hacia atrás sosteniendo sus partes intimas con ambas manos.

—¡Jovencita, es suficiente! —Un nuevo guardia apareció junto a ella, tomando sus brazos para alejarla bruscamente de su compañero—. No haga un mayor espectaculo...

—¡Acaba de insultarme y no lo voy a permitir, todos son unos malditos imbéciles, ojalá todos y cada uno de ustedes se undan en la mierda de vida que llevan, hijos de puta! —Gritó ella apartando con fuerza al segundo hombre, quien se alejo de inmediato para no correr con la misma suerte de su colega.

Sakura detuvo su andar por los escalones para girar sobre su rostro hacia el portón de entrada, deteniéndose sus pasos al escuchar los gritos de aquella joven, lo que la hizo llevar una mano hasta sus labios al ver al guardia caer al piso, provocando que Koga se detuviera junto a ella y girara su rostro, congelandose por completo al percatarse de quien se trataba, su mano no tardo en soltar a su novia.

—No puedo creer que otra vez allá un espectáculo así ¿Cómo una mujer joven puede estar con un hombre mayor por dinero? —Dijo la joven antes de retomar su camino—. No podría hacerlo, en especial si se que en un hombre con familia, el dinero parece ser todo para esa clase de mujer... oh, amor ¿Qué esteras? —Preguntó ella al no ver al mayor caminando junto a ella.

—Kaede...

—Yudai, vamos, tú padre nos va a asesinar a ambos por retrasar el almuerzo familiar —Comentó la joven miéntras entrelazaba su mano con la del chico para poder llevarlo con ella al interior del club.

El castaño sintió sus ojos arder levemente cuando su mirada se encontro con la de aquella chica, notando como esta parpadeaba levemente mientras se daba la vuelta, alejándose de allí cuando un par de guardias más llegaron, el impuso por ir con ella era más grande de lo que esperaba, su intención jamás fue que se enterera de esa manera, él quería ser sincero y si tenía que odiarlo por mentirle no le importaba, pero tenía que haberse enterado por él, no de esa manera tan baja y absurda; sin embargo, no podía marcharse así como así, sin explicar nada, menos con toda su familia y la de su novia allí.

La mezcla de emociones que fue capaz de ver en el rostro de Kaede no hacía más que atormentarlo mientras avanzaba junto a la joven por el gran lugar, lo orgullosa que podía llegar a ser aquella joven le dejaba más que claro que no querría verlo y lo peor de todo es que eso dolía más de lo que había esperado en todo ese tiempo, no se sentía lo suficientemente fuerte para soportar su rechazo.