❝Mientras yo te acompañe, nadie puede lastimarte❞
» La última cosa que él necesitaba, era verlo feliz.
✧ADAPTACIÓN! TODOS LOS CRÉDITOS A LA/EL AUTOR CORRESPONDIENTE.
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Sintió la calidez de los brazos de Yeonjun rodearlo, justo antes de que se metiera debajo de las sábanas.
Beomgyu se aferró a sus brazos, tratando de encontrar paz, tranquilidad y todas aquellas pacíficas vibras que Yeonjun le compartía.
El pelinegro acariciaba la espalda del chico, tratando de confortarlo, tratando de calmar su ataque de pánico en medio de la cita con Taehyun.
Comenzaba a sentirse un poco culpable, en parte, él le había llevado hasta ahí para que pudiera tener una cita con alguien luego de tanto tiempo, pero entonces comenzó a creer que fue una mala idea.
Beomgyu dejaba salir todo, tratando de liberar aquella tristeza, aquel miedo, todo aquello que le bloqueaba sentirse en paz en medio de aquel tranquilo abrazo de Yeon
—Estoy contigo, Gyu, estás bien— dijo, acariciando su cabello, atrayéndolo lo más posible a él—. Estoy contigo, tranquilo, todo está bien.
Beomgyu comenzaba a sentir como su frecuencia cardíaca bajaba, como su miedo se reducía y su respiración comenzaba a regularse más fácilmente.
Se sentaron en la cama, aún sin despegarse el abrazo.
Yeonjun tenía gran parte de su camisa empapada de las lágrimas de Beomgyu, mas no le importaba, y en su vez, dejaba besos en la cabellera del menor.
Su mano subía y bajaba por la espalda del chico que se hacía pequeñito, aún en sus brazos.
Podía sentir como su respiración se reguló, llevándolo a respirar más suavemente, y cómo sus sollozos comenzaban a callar, haciéndolo como pequeños suspiros.
Quiso separarse un momento para ver si ya se encontraba más tranquilo, pero Beomgyu no permitió que se moviera, tomándolo fuertemente, atrayéndolo a él.
No permitiría que viera su rostro rojo y empapado de ríos de lágrimas.
—¿Estás mejor?— dijo del mismo modo, aún en su abrazo.
Beomgyu asintió.
—Lo siento, lo siento, lo siento, Gyu, no debí-
Sintió a Beomgyu negar en su pecho aún.
—N-No te discul-pes— dijo en el mismo lugar, hipando.
Yeonjun besó la cabellera una vez más.
—Lo siento— repitió en un murmuro, sin importarle lo que el otro había dicho—. Vamos por agua, o un té, para que te relajes un poco más.
Beomgyu asintió, comenzando a ser seguido por Yeonjun hasta la cocina, para ayudarle a preparar un té, y así poder descansar durante la noche.
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