CAPITULO 7

2 1 0
                                    

–Bueno ya, esta bien– se levanto– primero ven, siéntate– me dijo golpeando el sofá suavemente
 
Desconfíe un poco pero que podía hacer, en primera no podía salir de ahí, en segunda no tenía a donde ir y en tercera no iba a meter mi mano dentro de su pantalón por lo que no tuve más remedio que sentarme alejada de el, cuando me acomodé el se levanto deprisa y se acerco a mi.
 
–No tengo mucho tiempo así que lo que tengas que decir dilo rápido– le dije
 
–Tenemos hasta las…. 2– vio su reloj– que es la hora en que sales de la secundaria y llegas a tu casa– dijo
 
–¿Me has estado espiando?– le pregunte
 
–Tal vez– hizo una sonrisa de lado– pero ese no es el punto Ana, quiero pedirte perdón por ser un idiota, mís intensiones contigo son buenas, solo déjame que te explique por favor– me dijo demasiado rápido que apenas entendí lo que quería decirme
 
–¡Que demonios!– dije– ¿tus intenciones son buenas? Jajaja no me hagas reír John– me burle
 
–Se que no me crees, lo sé, pero enserio ella no significa nada, solo fue un momento de debilidad, yo quiero estar contigo– bajo del sillón y me arrodillo frente a mi 
 
–No John– dije
 
No iba a volver a creer en el, no iba a volver a creer en sus palabras y aunque estuviera muriendo por dentro por querer estar con el no podía permitirle que jugara conmigo cada vez que el quisiera, me levanté del sillón y empecé a caminar de un lado hacia el otro, tenía que apagar estos sentimientos que había en mi corazón y hacer que la razón entrara en mi por que era una lucha interna en mi interior que no me dejaba pensar con claridad, entonces recordé un texto de uno de mis libros favoritos que había leído no hace mucho donde decía porque los seres humanos luchamos contra nosotros mismos al decidir si le hacemos caso al corazón o a nuestra cabeza.
 
“Parece que el corazón y cabeza están siempre inmersos en una eterna lucha, nunca se ponen de acuerdo, uno dice A otro dice B y en medio estamos nosotros que no sabemos a quién de los dos hacerle caso.
En esa eterna batalla nuestra mente lleva ventaja, con eso de que es lógica, racional e inteligente es capaz de hacernos creer cualquier cosa, Sin embargo, el corazón por su parte es mucho más sincero y honesto, nunca nos miente”
 
Entonces ¿Que tenía que hacer? Escuchar a mi parte racional o escuchar a mi sincero y honesto corazón, sentía que era una pelea en la que nunca se pondrían de acuerdo, por lo que decidí no hacer caso a ninguno de los dos y solo me quedé en silencio mirando mis manos, el al darse cuenta y al entender que no diría nada se acerco a mi y tomo mis manos para darles un casto beso para después decirme:
 
–Te voy a demostrar que no son solo palabras Ana, solo dame la oportunidad de demostrártelo– sonaba sincero pero yo más que nadie sabía que era un buen actor– Ahora vamos a preparar algo para desayunar y pasar el rato en lo que se llega la hora para que llegues a tu casa
 
–Esta bien, pero no significa que te daré otra oportunidad dando las 2 me voy ok– le dije sin ninguna emoción 
 
–Si– dijo
 
Y así pasaron las horas asta que se dio la hora de irme, salí de su casa como alma que lleva el diablo rogando que nadie me viera salir de ahí y le fuese con el chisme a mi abuela y a mi mamá, llegue me cambie la ropa y al poco rato llego mi hermana, quería contarle el día loco que tuve pero no quería escuchar un sermón o una buena regañada por lo que mejor decidí no pensar en eso y seguir con mi rutina.
 
Al pasar los días ya era costumbre para John esperarme a unas cuadras de mi casa en las mañanas para acompañarme a tomar el autobús que me llevaba a la secundaria, en el trayecto de mi casa al autobús casi nunca hablaba con el, por lo que el hacia todo lo posible por hacerme reír o me platicaba cualquier cosa, yo solo lo escuchaba sin decir nada.
 
O de plano solo lo ignoraba al ponerme los audífonos para escuchar música, no se que quería o cual era su plan para que yo volviera a creer en el, pero no iba a caer en sus mentiras no lo conocía tanto pero lo poco que me había mostrado era que el mentía, jugaba con niñas tontas como yo, ilusionaba y que era todo un donjuán con las mujeres.
 
Se llegó fin de semana y yo tenía que terminar un proyecto para la escuela así que estaba súper apurada para terminarlo cuando llego Esmeralda súper emocionada a decirme que la acompañara a una fiesta, que Beto la había invitado pero que no quería ir sola.

Sobreviviendo al Amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora