El Palacio Otomano

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Alexandra fue arrastrada al harén. dónde lo último que quería era
Vivir el resto de su vida con
Quienes la compraron. No sabía cómo lo haría pero de algún modo saldría de ese hueco.

Le ordenaron bañarse, cambiarse y
Luego limpiar el piso con todas sus compañeras. Para tratar de olvidarse del infierno en el que estaba metida
Cantó una canción de cuna.
Qué sin saber el Sultán pasaba de visita a ver a las nuevas esclavas.

Soleiman: ¿Quién es la pelirroja que está cantando?

Ibrahim: No sé,  su majestad.
¿Sumbul Aga quién es esa chica?

Sumbul: Es Alexandra, viene de Tureña. Es hija de un cura ortodoxo.

Ibrahim: ¿Qué más?

Sumbul: Bandidos tartaros la secuentraron de su pueblo y luego la vendieron al Palacio de Crimea.
Debió haberla visto cuando llego
Insolente, sinvergüenza.
Pero me estoy encargando de educarla.

Soleiman: Ibrahim prepara a Alexandra, hoy pasará la noche conmigo.

Ibrahim: Cómo usted deseé, su majestad.
¿Escuchaste Sumbul?

Sumbul: Si, Pasha.
La preparare.

Sumbul y El Sultán se retiraron pero el Pasha quedó cautivado por la belleza de aquella esclava.
No era cómo las otras concubinas, no.
Ella tenía carácter y era fuerte.

Entiendo por qué la eligió.
Si yo fuera Sultán tambien la elegiría.

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Luego de una reunión militar el Sultán
Y Pasha pasaron por el harén.
Todas las mujeres agacharon la cabeza y hicieron reverencia.
Pero Soleiman al pasar reconocio a Alexandra y se detuvo a observarla.

¿Qué me mira? Qué se valla.

Alexandra no pudo más con su mirada  sobre ella, así que lo miro a los ojos.
Pudo ver que la miraba con deseo.
Cómo un juguete, un objeto al cuál usar y desechar.
Incómoda por su mirada agachó la cabeza y el Sultán se retiró.

La esclava subió  su cabeza para saber si él ya se fue. No encontró al Sultán pero si al Pasha.
Qué a diferencia de él la miraba con ternura y curiosidad.
Ella se sintió avergonzada por sus
Ojos marrones y solamente le sonrió.

Firial: ¿Cómo te atreves a mirar al Sultán a los ojos? ,Está prohibido.

Alexandra: Lo siento, no fue mi intención.

Firial: Si sigues así de insolente le matarán.

Alexandra: ¿Qué tengo que hacer para salir del harén?

Firial: Educate, comportate.
Todas las esclavas se preparan para servir al Sultán si te elige
No serás esclava para siempre.
Si satisfaces al Sultán y le das un hijo, serás la favorita.

Alexandra se quedó pensando en sus palabras. Si la única forma de salir era por medio del Sultán. Lo haría.

La pelirroja antes de entrar al haren se despidió de Ibrahim con la mano.

Firial: No lo saludes, es la mano derecha del Sultán.
Ibrahim Pasha. Disculpela, ella tendrá su castigo.

Ibrahim: No la castiguen.
Hoy estará con el Sultán.

Firial: No estaba enterada,
De inmediato la prepararemos.

Alexandra: Ibrahim,  Ibrahim Pasha.

El hombre se quedó atonito al escuchar su nombre de su boca.
Pero rápidamente entró al harén.

Alexandra: Es tan guapo.

María: ¿El Sultán? ,no lo vi.

Alexandra: ¿Quién? ,Si, si.

Firial: Alexandra ve  a prepararte.

Alexandra: Ya voy.

Alexandra en la noche fue a la habitación del Sultán.
Aún no se acostumbraba a la idea de tener su primera vez con él pero
No tenía otra opción.
Entro y se sentó al lado del Sultán.
Se acostó en la cama y él se puso encima de ella.

Para no tener que mirarlo se imagino al Pasha. Así se sentía bien y más cómoda.

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El Pasha no podía dormir, así que se asomó al balcón por aire fresco.
Miró al balcón del Sultán que estaba con la luz prendida pero no se veia ni escuchaba nada.
Pero el saber que estaba con Alexandra le hacía  sentir un
dolor el pecho insoportable.

Ibrahim ¿Qué te está pasando?
Clamate, es solo una esclava qué estará una vez con tu mejor amigo.

Ibrahim para poder expresar su dolor decidió tocar el violín.
No le importó el frío o la hora solo quería descagrse.
Cerró los ojos y imagino que Alexandra estaba frente a él escuchardolo.

Pero la única lo que lo veía y escuchaba era Hatice desde el otro balcón.

Lo miró cómo lo que era para ella, Su primer amor y el único.
Nunca se lo confesó pero para Hatice sus cruzes, charlas y miradas eran suficientes. Pero ya estaba harta de amarlo en silencio.

Te prometo amor mío, qué mañana sabrás lo que siento por ti y
Tú serás mío, solo mío.

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Prisioneros por amor.  Ibrahim Pasha y Sultana HürremDonde viven las historias. Descúbrelo ahora