¿𝙇𝙤𝙨 𝙢𝙚𝙧𝙤𝙙𝙚𝙖𝙙𝙤𝙧𝙚𝙨? ¿𝙐𝙣 𝙜𝙞𝙧𝙖𝙩𝙞𝙚𝙢𝙥𝙤𝙨? ¿𝘿𝙚 𝙫𝙚𝙧𝙙𝙖𝙙 𝙘𝙧𝙚í𝙖𝙨 𝙦𝙪𝙚 𝙞𝙗𝙖 𝙖 𝙨𝙖𝙡𝙞𝙧 𝙗𝙞𝙚𝙣?
"-Señores Weasley y Potter, señorita Granger, no veo por qué no pueden comportarse y ser pacientes o decirlo ya, si...
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James tardó poco en descubrir que el lenguaje amoroso de Aneesa era el contacto físico, y estaba encantado.
Habían pasado pocas horas desde que habían llegado a la casa. Se habían tumbado en la cama en la que la pelirroja había dormido poco antes. Tenía a Aneesa entre sus brazos; lo estaba usando de colchón.
Tenía. A. Aneesa. Entre. Sus. Brazos.
La chica lo había mirado con una sonrisa traviesa en cuanto James había puesto la cabeza sobre la almohada. Disipó su sorpresa cuando ella se echó encima de él de manera que ni siquiera rozaba la cama. Las piernas de ella sobre las suyas, el pecho de ella contra el suyo y la cabeza de ella escondida en su cuello.
Podría quedarse así para siempre.
Le gustaba la sensación de la respiración de ella contra su piel; la calma que daba tenerla así.
En algún momento, había comenzado a acariciar la espalda de la pelirroja, moviendo las yemas de sus dedos muy despacio sobre la piel.
—¿Crees que Black me matará por haberle quitado el novio?
Si no hubiera escuchado esa última palabra salir de los labios de Aneesa, hubiera reído por el chiste.
—¿Novio?
Ambos sabían que no estaba preguntado por serlo de Sirius, sino por lo que se podía entender entre líneas.
Sintió la sonrisa de Aneesa en su cuello.
—No creerás que me voy comiendo la boca con cualquier chico que pasa, ¿no?
—No juzgaría tus hábitos —bromeó, comenzado a sonreír de felicidad ante la idea que la chica planteaba.
—Bien, porque creo que el próximo será Lupin.
James se quedó quieto, los ojos abiertos.
—Espera, espera, lo decía de broma —empezó a decir levantando a la pelirroja para mirarle a los ojos—. Era una broma. No quiero que te beses con nadie más.
Aneesa se echó a reír, apoyándose en su pecho para alzar la cabeza.
—Te estaba vacilando —contestó, burlona, para luego ponerse un poco más seria—. Yo tampoco quiero que te beses con ninguna de tus admiradoras.
Llevaba sin besarse con nadie más desde que se besaron la primera vez, pero no pensaba admitirlo. No quería asustarla tan rápido.
