¿Crees que podré llevarme todo esto, Jongin? — preguntó Taeoh ansioso el día de Navidad, rodeado de una montaña de regalos más alta que él.
Jongin vio la aprensión en los ojos del niño y frunció el ceño. Kyungsoo estaba en la cocina, preparando la cena de Navidad, así que él tenía a Insoo en brazos, dormida contra su pecho mientras se relajaba en el sofá preguntándose si había comprado suficientes regalos para todos. Sí. De acuerdo. Kyung pensaba que se había excedido, pero tal y como lo veía él, más siempre era mejor. Por mucho que quisiera a su esposo, a Insoo y a Taeoh, podría comprar varias furgonetas cargadas de regalos para ellos y no bastarían para intentar demostrarles lo mucho que significaban para él.
Dubitativo, Jongin no estaba seguro de qué decirle a Tae. Joder, sí, el niño iba a quedarse con sus cosas. Y él iba a quedarse con el niño. «Mío»
Por lo que respecta a Jongin, ahora Tae era suyo para protegerlo y si alguien se llevara a su hijo sería por encima de su cadáver. El niño ya había sufrido bastante, había pasado suficiente tiempo en su vida sintiéndose como si nadie lo quisiera. Él y Kyungsoo querían a Tae e iban a quedarse con él.
Ven aquí — le dijo al niño asustado con la voz más amable posible mientras pensaba en que cualquiera pudiera arrancar al niño vulnerable de siete años de su nuevo hogar. «Y una mierda. No va a pasar».
Taeoh se levantó de inmediato de su sitio cerca del árbol y trepó al sofá junto a Jongin rodeando a Insoo con un bracito protector.
Jongin tragó saliva mientras los miraba a los dos, que ya estaban unidos. Tae ya se mostraba como un hermano mayor protector con su hija.
No le digas a Kyung que te lo he contado, pero queremos que te quedes con nosotros para siempre — dijo Jongin con voz ronca. No estaba seguro de qué opinaría Kyungsoo acerca de que Jongin le contara tan pronto a Taeoh sus planes de adoptarlo y sin estar él presente, pero no pudo evitarlo. No soportaba ver al niño tan triste.
Taeoh alzó la mirada hacia él con expresión atónita.
¿Para siempre? ¿Quieren que me quede?
«¡Joder!», ¿Tan difícil le resultaba a Taeoh creer que alguien lo quisiera de verdad? Eso hacía que se enfadara con el mundo.
Sí. Queremos adoptarte, Tae. ¿Qué te parece?
¿Por qué? — preguntó él con los ojos plagados de optimismo precavido — Estoy malito. Doy mucho trabajo.
Jongin estuvo a punto de gruñir, pero se contuvo.
¿Te encuentras mal ahora mismo? — Taeoh sacudió la cabeza lentamente.
No. Me encuentro bien. Pero a veces me encontraré mal.
Jongin no podía discutirle aquello. Probablemente habría ocasiones en que Tae tendría problemas, pero lidiar con eso formaba parte de ser padres. Estaba más que dispuesto a hacerlo.
No estás malito. Tienes una enfermedad que a veces te causará problemas — respondió sinceramente — Pero eso no nos importa a Kyung ni a mí. Te queremos, colega. Y queremos que seas nuestro hijo y el hermano de Insoo. Espero que tú también lo quieras — le dijo a Taeoh con voz ronca.
Jongin casi gruñó cuando se formaron grandes lagrimones en los ojos del pequeño que empezaron a caerle por las mejillas mientras él lo miraba asombrado.
¿De verdad? — preguntó Tae con expresión aun cautelosamente optimista.
«Joder», El niño lo estaba matando. ¿Dónde demonios estaba Kyungsoo? Lidiaba con esas cosas mejor que él. Quizás no debería haberlo mencionado.