Capítulo 8: La fiesta

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Hospital de Woodsboro, en la tarde-noche...

Narrador omnisciente

Una taza de café en una mesa auxiliar se enfría, ignorada. Una fea luz gris se cuela por las persianas. Gale se sienta sola. El pequeño vestíbulo se vacía por respeto al doliente. Ella mira a la nada. Adormecida. Sam entra tentativamente. Toma valor para hablar.
- Lo lamento. No lo conocí bien. Pero él me ayudó - por un momento, no está claro si Gale la escuchó.
- Eso es lo que él hacía. Ayudaba a la gente - se vuelve hacia Sam - Debería haberlo detenido.
- Si lo hubieras hecho, mi hermana estaría muerta - Gale la mira honestamente.
- No me importa.
- ¿Samantha? - Sam se vuelve para ver a una enfermera en la entrada - Tu hermana está despierta - Sam se levanta. Quiere decir más, pero no sabe qué. Ella va con la enfermera, dejando a Gale sola nuevamente.
- ¿Gale? - Gale mira hacia arriba, esperando ver a Sam de nuevo. Pero es Sidney Prescott de pie en la puerta. Gale no puede creerlo.
- ¿Sid...? - Gale se levanta cuando Sidney se acerca a ella y se abrazan - No deberías estar aquí.
- Tú tampoco deberías estar aquí - hace una pequeña pausa - Gale... lo siento mucho - se abrazan con más fuerza mientras las lágrimas fluyen. Sam en el pasillo es testigo del reencuentro. Comprendiendo lo que se perdió.
En la habitación, Sam se sienta al lado de la cama de su hermana. Tara todavía confusa.
- ¿Como te sientes?
- Cada vez que me atacan me dan mejores analgésicos. Así que está eso - las hermanas comparten una sonrisa.
- Lo siento.
- ¿Por qué? Me salvaste. 
- Por no decírtelo antes. Por ser la razón por la que papá se fue.
- Tú no eres la razón por la que papá se fue. Tú no elegiste de dónde venías, o de quién vienes. No te culpo por eso, te culpé por dejarme también - Sam finalmente entiende por lo que necesitaba disculparse.
- Lo lamento. Eso no va a volver a suceder.
- Lo sé. Sabías que estaba en problemas anoche y viniste. Cuando más lo necesitaba - una línea de lágrimas se derrama del ojo de Tara.
- Estás súper drogada ahora mismo, ¿no? 
- Súper drogada.
- Te amo.
- Yo también te amo - las hermanas se abrazan - Entonces, ¿qué vamos a hacer?
- Lo que nadie hace nunca en estas situaciones - sonríe - Vamos a largarnos de Woodsboro.
Afuera Sidney se sienta con Gale. Ven a Sam y Richie empujando a Tara hacia la entrada principal, con las muletas sobre su regazo.
- ¿Es ella? - pregunta Sidney.
- Sí - Sidney se levanta y se encuentra con el trío en las puertas principales.
- ¿Samantha?
- Sam.
- Soy...
- Sé quién eres. Escucha...
- ¿Eres la hija de Billy? - Sam la mira. Se vuelve hacia Richie.
- ¿Puedes ir por el auto? - pide.
- ¿Segura?
- Saldremos en un minuto - Richie asiente y sale - Sí. Soy su hija. Lo siento si eso es raro para ti. Sid estudia a Sam, tal vez buscando señales de su viejo amigo némesis.
- No, es... sé que no estás buscando mi consejo, pero he pasado por esto. Mucho. Si quieres hablar...
- No. Te lo agradezco. Y lamento mucho lo de Dewey. Pero estoy alejando a mi hermana de todo esto - Sam lleva a Tara afuera y Sidney las sigue. 
Sam empuja a Tara hasta la acera.
- Intenté eso también. Pero te sigue. Si huyes de él, siempre te sigue.
- Con todo respeto, esa es tu vida, no la mía.
- Desearía que eso fuera cierto, pero... - Sam se vuelve hacia ella, harta.
- ¿Qué quiere de mí, señorita?
- Tu ayuda. Porque tienes razón, esta vez no se trata de mí. Es sobre ti. Lo que significa que va a venir por ti.
- ¿Entonces?
- Así que quiero que nos ayudes a Gale y a mí a matarlo - Sam la mira.
- ¿Quieres que te ayude a ti y a la coanfitriona del programa Today a cometer un asesinato?
- Correcto.
- ¿Y yo soy qué en este escenario, el cebo? ¿La víctima indefensa?
- Es lo que siempre intentaron hacerme, hasta que lo tomé y lo usé contra ellos. Tú también puedes. Él mató a tu amigo. Él mató a los míos. Así que vamos a acabar con él - Sam ve a Gale saliendo del hospital.
Antes de que Sidney o Gale puedan responder, Richie se detiene junto a la acera en su Prius, alegremente:
- Vámonos de la ciudad - dice él.
- Este es mi novio, Richie.
- Encantado de conocerte, ahora sube al auto para que nunca podamos volver a ver a estas personas. Sam abre la puerta.
- Sam... - Sidney intenta detenerla.
- No. Nos vamos y sea lo que sea que estés aquí para hacer, no seremos parte de eso - Sidney exhala cuando Sam se mueve para recoger a Tara.
- Aquí, déjame ayudarte - Sidney ayuda a Sam a llevar a Tara y sus muletas al asiento trasero. Sam abre la puerta del pasajero - Buena suerte.
- A ti también - Sidney y Gale observan cómo se aleja el Prius de Richie.
- Entonces, ¿cómo te fue?
- Mejor de lo que esperaba, en realidad. ¿Tomamos una taza de café? - Sidney se aleja como una mujer con un plan. Gale, un poco confundida, la sigue.
Por otra parte, Sam exhala mientras se alejan del hospital.
- Tenemos que parar en la casa de Amber y Lilith - dice Tara.
- Puedes llamarlas una vez que estemos fuera de la ciudad.
- No es eso. Tengo cosas en su casa.
- Te compraremos cosas nuevas, Tara.
- Mi inhalador está ahí, no quiero ponerme mal en el camino y el otro no lo encuentro - Sam cierra los ojos, golpea ligeramente su cabeza contra el reposacabezas.
- Cinco minutos, dentro y fuera.
- ¿Espera, qué? - pregunta Richie con un ligero tono de molestia en su voz.
- ¿Cual es la dirección? - pregunta Sam.
- ¡Carril 123 de ningún maldito camino! - continúa quejándose Richie.
- Es importante.
- ¡También lo es que no te maten! ¡Está realmente ahí arriba! - Sam lo mira. Él se desploma. Toca de mala gana el GPS de su consola - ¿Cual es la dirección?

We Haunt you in the Dark | Amber Freeman Donde viven las historias. Descúbrelo ahora