Epílogo

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Ya habían pasado algunos siglos desde aquel incidente con All For One, quien seguía encerrado con el sello, los dioses en algún punto retomaron su vida diaria, algunos más rápido que otros, por ejemplo ella fue la que más se tardó en aceptar que sus dos mejores amigos se habían marchado para siempre.

Aún así se aseguró junto con el resto de enseñarle bien a los nuevos dioses, quienes eran muy curiosos y risueños, curiosamente ambos se habían vuelto muy cercanos a Izuku, pasaban mucho de su tiempo con el dios de la sabiduría, quien procuraba enseñarles a su debido tiempo todo lo que necesitaran saber sobre sus respectivos labores.

Todo fue tal cual como había dicho One For All, entre más siglos pasaban aquellos niños que conocieron comenzaron a crecer, habían adoptado esa forma de niños al no ser dioses completamente acabados, pero entre más crecieran significaba que estaban alcanzando la madurez mental y de sus poderes.

Para sorpresa de nadie fue el nuevo dios de la vida que evitaba de vez en cuando a la diosa de la muerte, evitaba mirarla o huía de ella con un rostro sonrojado cada que ella le sonreía, y todos pudieron confirmar que en efecto, los opuestos se atraían, aunque ninguno planeó hacer algo al respecto, ya hablarían con ellos cuando los dos maduraran por completo.

Por supuesto que se encargaron de enseñarles quiénes y cómo eran sus predecesores, habían detalles que creían conveniente explicarles cuando crecieran, después de todo no era prudente decirles toda la información en un solo momento, por lo cual dejaron eso en manos de Izuku, quién mejor que él para decidir cuando era el momento oportuno.

Los dos nuevos dioses eran realmente lindos y amables, sabían equilibrar mejor los trabajos de ambos que los antiguos dioses de la vida y muerte, aún así era difícil aceptar que aquellos chicos que lo recibieron en aquel mundo y que fueron su primer recuerdo ya no estaban. Ellos fueron sus mejores amigos y su familia por lo que la idea de haber sido separados simplemente le rompió el corazón.

No quería realmente hacer nada, solo estar encerrada en su hogar y no volver a ver a nadie por un largo tiempo, sin embargo no podía, ella tenía labores y responsabilidades pendientes, por lo que se limitaba a hacer lo justo y necesario.

Varios dioses intentaron acercarse a ella y ayudarla, aún así no quiso, necesitaba un tiempo a solas, no podía procesar el dolor de perder a sus amigos, y aunque no lo dijera en voz alta realmente se sentía tan sola.

Intentaba animarse a ella misma con la idea de que ellos seguramente ya han vivido una o dos vidas como humanos y que seguramente se amaron como lo hicieron como dioses, One For All le había prometido que se encontraron en cada vida y ella como diosa del amor confiaba en que ellos se amarían como las almas destinadas que eran.

A veces dejaba que Izuku o Kirishima se acercaran a ella a hablar, después de todo ellos eran los únicos que podían entender al menos un poco sus sentimientos, a veces hablaban de lo mucho que los extrañaban, en otras ocasiones se contaban anécdotas, y a veces simplemente se quedaban en silencio observando las tumbas simbólicas que les habían hecho.

Intentaba distraerse con pequeños placeres efímeros como el hecho de saber que los dioses de la fortuna y desgracia ya estaban saliendo oficialmente, o como el hecho de que últimamente habían rumores de que los dioses de la guerra y la sabiduría estaban pasando demasiado tiempo juntos y que incluso se los había visto muy acaramelados en una de las partes más oscuras de la biblioteca general.

Cada una de esas cosas ayudó a que sea un poquito menos difícil superar cada día, y después de unos siglos el dolor se hizo más llevadero, al fin se reunía con más frecuencia con un par de dioses e incluso participaba en pequeñas fiestas que realizaban por el "cumpleaños" de alguna deidad.

Sen Seiki [MiriTama]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora