Capítulo [05]

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¡No me contradigo, eres pasablemente atractivo! Aunque ahora... ¿uh?


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Las donceles de Longbourn no tardaron en presentar sus respetos a los de Netherfield. Los agradables modales de Tae conquistaron las simpatías de la señora Sung y la señorita Jeon; y aunque la madre les parecía insoportable, y consideraban que no merecía la pena conversar con las señoritas menores, ambos expresaron el deseo de profundizar en su trato con los dos mayores. Tae recibió esa noticia con gran satisfacción, pero Jimin seguía viendo cierta altanería en el trato que ambos dispensaban a todo el mundo. 

Quedó muy claro, cuando se reunieron, que el señor Jeon sentía admiración por Tae, tanto o más que el hecho de que Tae se estaba enamorando profundamente de él, pero se alegraba al pensar que no era probable que los demás se dieran cuenta de ello. Jimin se lo comentó a su amiga, la señorita Yun.

—Quizá sea agradable —respondió Yuna—, pero a veces es una desventaja mostrarse tan reservado. Si una mujer u doncel oculta con tanta habilidad su afecto al hombre merecedor de él, es posible que pierda la oportunidad de cazarlo. Nueve veces de diez conviene que alguien  muestre más afecto del que siente. No cabe duda de que a Jeon le gusta tu hermano, pero si éste no le alienta, puede que el asunto no pase de una mutua atracción.

—Tae le alienta en la medida en que su carácter se lo permite. Recuerda, Yuna, que ante todo es un guerrero, y luego un doncel.

—En fin— contestó Yuna—, deseo de todo corazón que Tae tenga éxito en esa empresa; y si se casará mañana con Jeon, creo que tendría tantas probabilidades de ser feliz como si se pasara doce meses estudiando el carácter del joven. La felicidad en un matrimonio depende totalmente de la suerte, y es mejor conocer los menos defectos posibles de la persona con quien pretendes compartir tu vida.

—Me haces reír, Yuna, pero lo que dices es una insensatez. Lo sabes bien, y tú jamás te comportarias de esa forma.

—Ten presente, Jimin, que no soy una guerrera como ustedes. Soy simplemente una chica tonta de veintisiete años y soltera.

Ocupada como estaba en observar las atenciones del señor Jeon hacia su hermano, Jimin estaba lejos de sospechar que el mismo era objeto de cierto interés a los ojos del amigo de Jeon. 

Al principio el señor Min había pensado que Jimin apenas era físicamente agraciado; durante el baile le había mirado sin admiración; y cuando habían vuelto a encontrarse, le había observado sólo con ánimo de crítica. Pero tan pronto como el señor Min llegó a la conclusión y dijo a sus amigos que Jimin no tenía unas facciones bonitas, empezó a pensar que su rostro mostraba una expresión de inusitada* inteligencia debido a la hermosa expresión de sus ojos oscuros y a su insólita destreza con la espada. 

Ese descubrimiento fue seguido de otros, no menos humillantes. Aunque el señor Min había detectado más de un fallo en la simetría de los rasgos de Jimin, no podía por menos de reconocer que tenía un cuerpo esbelto y agraciado, con unos brazos sorprendentemente musculosos, aunque ello no mermaba* un ápice su delicada forma de ser, un bello doncel.

Sintió deseos de conocer más cosas sobre él, y a tal fin empezó a prestar atención a la conversación que Jimin mantenía con los demás. Jimin se dio cuenta de ello. Ocurrió en casa de Sir Jackson Yun, donde daban una fiesta con muchos invitados.

Orgullo Prejuicio y Zombies | YM Adaptación ©itsminjiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora