cenizas,

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Vivo en una casa que se quemó, lo sé porque la ceniza me ensucia la suela de los pies y, descalza, dejo el rastro de ella por donde piso.
El recordatorio del fuego me mancha aún la piel, mamá.

Todas esas cosas que me hiciste aún se repiten en mi mente día tras día, pero te abrazaría aún como si abrazara el fuego y suplicaría tu perdón aún si tuviera que quemar mis manos.

Te daré soporte hasta que no me recuerdes, hasta que tus piernas no den para más, hasta que tus órganos fallen y tus ojos se cierren. Entiende que te amo aún con el humo en los pulmones.

Seré tu hija para siempre, aunque mi infancia y el fuego sean ahora sinónimos y las líneas entre el abuso y el amor sean borrosas y difíciles.
Aunque siempre sean borrosas y difíciles te diré que te quiero, porque te quiero.

Eres mi hogar, mamá, pero llorando me doy cuenta de que mis pies recuerdan el fuego con cada paso que me aleja de esta casa, y mi piel recordará siempre la violencia de tus besos.

descanso, poesía (4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora