sombras y manos,

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Vivo pensando en el dolor que me causasteis, porque no fue suficiente.
Porque no dejasteis suficientes marcas y nadie fue capaz de ver lo que habitaba en mi mente.

Y antes de lo que lo anticipaba, las heridas empezaron a cicatrizar y solo yo entendía
el dolor que no me habíais causado, solo yo
entendía que en mi mente estaba el grabado.

Os odio porque nunca me hicisteis suficiente daño, nunca tuve pruebas de vuestras acciones ni de vuestras palabras, nunca tuve el valor de contar a alguien la ansiedad en la que habitaba.

Os odio porque no me hicisteis daño, me lo hice yo, quedándome a vuestro lado, siendo la sombra de vuestras manos, defendiéndoos en el silencio desmembrado.

Os odio porque os quiero y me siento sola sin vuestro corazón.
Porque en cuanto entendió que nunca me habríais marcado, la culpa dejó en mí las marcas que me enturbian la razón.

descanso, poesía (4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora