Todos estaban en la mesa, comiendo alegremente las tortas de papa que Takemichi había hecho con forma de dinosaurio, a petición de Izana.
Haruchiyo estaba más tranquilo, Kokonoi le ayudaba bastante por las noches quedándose a dormir con él para asegurarse de que no tuviera una crisis, los Haitani se encargaban del trabajo de todos en lo que Haruchiyo se recuperaba.
Izana estaba más tranquilo, peleando con Kokonoi para ver quién se comía los pequeños tomates que ambos odiaban, y discutiendo con Rindou sobre qué Plim Plim era mucho mejor que Peppa.
El doctor y Manjiro aún no terminaban de hablar, de hecho habían salido al jardín y aún no volvían, y eso mantenía nervioso a Takemichi que pensaba que, tal vez, Izana estaba enfermo.
Todos estaban tranquilos, la paz había vuelto, cuando de repente se escuchó la puerta principal ser azotada con fuerza, haciendo que todos se asustarán. Manjiro hizo acto de presencia, su respiración era agitada y sus ojos estaban teñidos de rojo por un llanto reprimido.
—¿Sucede algo?— preguntó nervioso Takemichi, sin entender nada.
—Izana, ven acá un momento— pidió el hombre, e Izana obedeció con algo de duda, Manjiro se arrodillo en una pierna para estar a la altura del pequeño y tomó la pequeña carita morena —Iza…¿Puedes contarme que paso con el maestro?— preguntó, sonando más como una súplica, pero Izana parecía dudar —Y-yo no voy a regañarte, lo prometo…de verdad no me enojare, solo quiero saber, por favor.
—Jefe, ¿Qué sucede?— preguntó esta vez Rindou, poniéndose de pie junto a los demás para acercarse a ambos Sano.
Izana se sentía acorralado, todos estaban junto a él, incluso Takemichi, en espera de que respondiera la pregunta de su padre, se sentía ansioso y quería llorar de los nervios.
Pronto sintió la mano de Takemichi en su pequeño hombro, el azabache estaba de rodillas con una cálida sonrisa en sus labios que hacían sentir seguro al pequeño, Izana no dudó en lanzarse a los brazos de Hanagaki y abrazarlo con miedo.
—No quiero— contestó por fin, escondiendo su carita en el pecho de Takemichi.
Manjiro soltó un jadeo asustado, sorprendiendo a todos los adultos pues era impropio del líder actuar de esa manera, gateo hacia el azabache y rodeo a Takemichi en sus brazos para que Izana quedará en medio.
—Por favor Iza…¿Podrías decirle a papá? Yo puedo…puedo protegerte, pero necesito que me digas— suplicó el falso albino, besando la cabecita del niño, sintiendo un nudo en la garganta.
Izana miró a su padre, notando los ojos rojos y cristalizados, luego miró a Takemichi que parecía preocupado y al final observó a los demás hombres que parecían extrañados por el comportamiento de su líder. Agachó su cabeza y jugueteó con sus pequeños dedos, evitando la mirada de todos, sintiendo su pechito doler.
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Cuidando de un yakusa [MiTake] ✅️
Fiksi Penggemar[Mikey Top] [Takemichi Bottom] [Izana pequeño] [Temas sencibles]