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Sana miraba desde el balcón el paisaje que le brindaba el imperio, en su rostro había una gran sonrisa. Ya habían pasado casi tres días desde que le ordenó a la alfa destruir el reino de Camelot.

Sus manos se encontraban en su vientre, estaba dejando pequeñas caricias en el.

— Tzuyu... — Murmuró

Escuchó la puerta abrirse, inmediatamente se hizo bolita en el sofá

— ¿Me extrañaste? — cuestionó con una sonrisa el alfa

Sana al reconocer la voz de la alfa se levantó del sofá y corrió abrazarla — ¡Chewy!¡Regresaste!

— Obviamente iba a regresar, cariño — hablo con voz suave —Debo ir a bañarme estoy llena de sangre

Sana se aferró al cuerpo de la alfa — ¿Los mataste?

— Sí, cariño...

— Sana— se alejo un poco de la castaña para ver su rostro — Traje a Woon y a tus padres para torturarlos en el calabozo

—¿Woon está aquí? — se alejo del cuerpo de la alfa mirándola fijamente a su esposa — ¡Te ordené que lo matarás! ¡No que lo trajeras aquí!

— Cariño, tranquila—

Sana negó — ¿Cómo quieres que me calme? Te ordené que lo matarás, Tzuyu... Si algo le pasa a mi cachorro será tu culpa — hablo molesta, miro con odio a su esposa antes de salir de la habitación dejando sola a la pelinegra

Tzuyu estaba confundida con la repentina actitud que había tomado su omega, salió de la habitación detrás de ella

— Sana — sujeto del antebrazo a la castaña, deteniendo sus pasos por completo — ¿Por qué actúas así?

La castaña miro los ojos de la pelinegra, se sintió mal por todo lo que estaba haciendo, no era justo para Tzuyu.

La abrazó con fuerza mientras lloraba — Perdóname... Perdóname, Tzuyu

— Tranquila, Sana

—¡Mata! ¡Mátalo! — exclamó al borde de las lágrimas

Tzuyu soltó un poco de sus feromonas para que la castaña se tranquilizara y funcionó, la omega empezó a calmarse.

— Ten... — saco un papel de su vestido y se lo dió a Tzuyu — Hazlo por nuestro cachorro

La alfa ignoro el papel y mejor cargo a su omega al estilo nupcial para llevarla a la habitación, dónde lo dejo en la cama con delicadez, Sana agarro una almohada y tapó su rostro para llorar.

Tzuyu desdobló el papel y comenzó a leer el contenido de este, al terminar de leerlo arrugó el papel con enojo.

—Ese idiota se atrevió a amenazarte...

— pero es un idiota, Tzuyu — quitó la almohada de su rostro y empezó a reír — Destruiste su reino y ahora lo tienes en tu calabozo —

—Cariño... No te va a pasar nada malo — — hablo

— Él quería hacerle daño a mi cachorro, a tu cachorro — se aferró al cuerpo de la alfa —quería hacerle daño al cachorro del emperador Chou, a mi cachorro... — Soltó una leve risa

Tzuyu abrazo a su omega; ese estúpido alfa le hacía mucho daño a su omega y ella misma se encargaría de hacerlo pagar por todo el daño que el hizo a su omega.

Sana vio el reino de Camelot destruido, no quedaba casi nada. La culpa apareció, ¿Cómo ordenar algo tan cruel? Separó a los cachorros de sus padres... Solo para proteger al suyo, negó levemente, a veces debía ser egoísta en sus decisiones.

Recordó como los pueblerinos la humillaron, golpearon, insultaron y demás cosas, solo por no dar un heredero.

Se arrodilló entre los escombros — Se lo merecen... Lo volvería hacer una y otra vez solo para salvar a mi cachorro

Tzuyu miraba como Sana se abrazaba a sí misma mientras miraba todo el desastre que había hecho

—Chewy, vámonos — habló

La alfa se acercó y la cargo delicadamente hasta el carruaje — ¿Quieres roles de canela llegando a nuestro hogar?

Sana asintió con una sonrisa — ¿Muchos roles?

—Todos los que desees, cariño — beso la mejilla de la castaña

Sana se acurrucó en el pecho de la alfa, oliendo el aroma a coco y almendras.

—Si quieres que haga otra cosa, pídemelo.

𝐋𝐚 𝐎𝐦𝐞𝐠𝐚 𝐝𝐞𝐥 𝐄𝐦𝐩𝐞𝐫𝐚𝐝𝐨𝐫 𝐂𝐡𝐨𝐮 - 𝐒𝐚𝐭𝐳𝐮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora