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— Te lo advertí. No debes meterte con la emperatriz — hablo el señor mientras cortaba algunas naranjas

El beta lloraba desconsoladamente tratando de cubrir su rostro — Esa maldita omega... Es una desgraciada.

— Ten cuidado con lo que dices, aquí la gente te puede escuchar y decir al emperador, suficiente tienes con tener toda la cara llena de cortadas, ¿No? — hablo

—¿Ahora que haré? Gracias a mi belleza conseguí varias cosas, pero ahora con este rostro no lo creo — lloriqueo.

El señor le dio un vaso de jugo al beta — Vete de aquí. Puedes usar una máscara, por lo que me cuentas solo utilizas tu cuerpo, tu cara no es tan importante.

— Mejor cierra la boca si no va a decir algo que me ayude — dijo molesto.

— Vete de este imperio si quieres seguir con vida, me sorprende que no te hayan matado.

Cheng pensó un poco lo que estaba diciendo el señor — Tal vez... Si debe irme, esa omega tiene al emperador comiendo de la palma de su mano, todo lo que le ordene el emperador lo hará sin protestar

Sana miraba su rostro en el espejo, tocando levemente su mejilla dónde estaba ubicada la leve cortada que ella misma se hizo.

Tzuyu entro a la habitación con una gran sonrisa mientras cargaba a sus cachorras en brazos — Sha, las cachorras y Love quieren jugar contigo, también yo — soltó una leve carcajada

— Me siento culpable por lo de ese beta — confesó — Su rostro estará marcado de por vida

— Cariño, esas son las consecuencias de lastimarte.

Sana se levantó de la silla — Pero él no me hizo nada.

— Sana, no me importa si te hizo ese corte o no, él estaba de insistente en ser mi concubino, incluso se atrevió a hablar mal de ti — hablo con molestia, soltó un pequeño suspiro cuando sintió como una de sus cachorras se escondía en su cabello — Iré al jardín con las cachorras

Sin más que decir salió de ahí junto con sus cachorras, dejando sola a la omega.

Sana cepilló su cabello antes de salir de la habitación para ir con su esposa, bajo hasta el jardín a pasos lentos, sonrió en grande al ver a Tzuyu jugar con las cachorras y Love con una pelota.

— ¡Tzuyu! — gritó la omega llamando la atención de la alfa, esta corrió hasta donde estaba Sana.

—¿Sucede algo malo?

Sana negó — ¿No me odias por hacer lo que hago?

— No, jamás voy a sentir odio hacia ti, lo único que siento por ti es amor — beso la mejilla de la castaña — Y si me pides que mate a alguien solo lo haré, no importa si no te hizo nada. La mataré por qué tú me lo estas pidiendo.

Sana beso castamente los labios de la pelinegra — Eres una gran alfa, te amo mucho, soy muy afortunada de tener una alfa como tú.

— Yo igual te amo, vamos con las cachorritas, ¿Si?

La pareja caminó hasta donde estaban sus cachorras y mascota para jugar con ellos.

—Deberías invitar a Nayeon y a sus cachorros para que jueguen con las mías — propuso Sana — Mis cachorras no tienen amigos.

Tzuyu rió — Le diré a Jihyo, estoy segura aceptará.

(...)

Tzuyu besaba las piernas delgadas de la castaña mientras está leía un libro con mucha calma.

— Dijiste que me ibas a poner crema, no besarme las piernas — hablo Sana sin despegar su vista del libro

La pelinegra rió — Mañana es mi celo, mi lobo no sabe controlarse contigo.

— No le eches la culpa a tu lobito, solo admite que eres una alfa hormonal — hablo mientras ríe, cerro el libro y lo dejo en el buró que estaba a lado de ella.

La alfa sonrió levemente antes de acercarse al rostro de la castaña — ¿Podemos tener intimidad? No lo hemos hecho desde hace un tiempo.

Sana fingió pensar — Mañana, ¿Sí?

— ¿Por qué hasta mañana? — cuestionó con un mohín

La omega rió — Porque nuestras cachorras están aquí y no quiero despertarlas, mañana se los encargaré a Mina y en vez de bajar a desayunar tú y yo nos quedaremos aquí.

Tzuyu sonrió — Hubieras dicho eso desde un inicio, por lo menos dame un besito, ¿Si?

Sana negó a su esposa parecía una linda cachorrita, tomo el rostro de su alfa y depósito suaves y castos besos en los labios de la pelinegra.

— Extraño chupar tus pechos y beber tu deliciosa leche — confesó la alfa con una sonrisa.

— Tú solo debes extrañar mi leche porque mis pechos siguen aquí y los puedes chupar cuando quieras — hablo acariciando el cabello de Tzuyu.

Tzuyu miro con una sonrisa a la omega— ¿Enserio puedo chupar?

Sana asintió con su cabeza — Gracias, gracias.

Con delicadeza y algo desesperada, la alfa le quitó la bata de dormir a la omega, después bajo un poco la prenda para tomar un pecho y meterlo a su boca, empezando a chupar con delicadeza.

Con delicadeza y algo desesperada, la alfa le quitó la bata de dormir a la omega, después bajo un poco la prenda para tomar un pecho y meterlo a su boca, empezando a chupar con delicadeza

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𝐋𝐚 𝐎𝐦𝐞𝐠𝐚 𝐝𝐞𝐥 𝐄𝐦𝐩𝐞𝐫𝐚𝐝𝐨𝐫 𝐂𝐡𝐨𝐮 - 𝐒𝐚𝐭𝐳𝐮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora