CAPÍTULO 2 🤕🩸

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Ya se hizo el día siguiente, Minho se levantó temprano esa mañana y se preparó con su uniforme y todas sus cosas para dirigirse a casa de aquel muchacho de mejillas regordetas, a limpiar su hogar, a hacer su trabajo, a ganarse el dinero.
"Ahí te voy, dinerito hehe" la mente de Lee es muy ambiciosa, me alegro que se note.
Salió de su respectiva vivienda y cogió el coche para dirigirse a su nuevo puesto de trabajo. Al llegar tocó la puerta, siendo recibido segundos después por el azabache de mecha azul.
–Hola, Minho. Adelante, pasa.-El mencionado agradeció, se adentró en la casa y sin más interrupción se dispuso a comenzar su labor, empezando por el gran salón, después  seguiría con el resto de la planta inferior y luego subiría a la superior.
Jisung solo lo observó unos minutos y luego se dirigió a su estudio, encerrándose allí. Se despojó de su bata quedando en su verdadero conjunto: una camisa negra con dos de los botones superiores abiertos, dejando ver sus clavículas; un corsé negro ajustado y de cordones rosa brillante, marcando su silueta delgada; un pantalón de tela fina, ancho, azul pálido con estampado de medias lunas amarillas y otros zapatos amarillos, estos cerrados pero con la misma altura de plataforma. Se dirigió hacia la gran mesa prolongada que ocupaba la mayor parte del cuarto, observando sobré ellas las muestras de pócimas, conjuros encerrados en frascos y hojas de papel desgastadas con numerosos apuntes sobre hechizos.
"Ya me queda poco para terminar el pedido del brujo de la Luna…solo retocar un poco más el conjuro y estará listo para entregarse" pensó. El brujo de la Luna le había ordenado crear un conjuro para un acto importante de la Consejería de la magia, apuntarlo en un papel con sus debidas instrucciones y entregarlo lo antes posible. El conjuro constaba de una manera de combinar el conjuro levitante (para flotar en el aire) y el movin (para mover cosas con las manos) para poder así, con las manos controlar que uno mismo flote. Algo sencillo para él pero que tenía que hacer.
Jisung, ya impaciente, se apresuró a probarlo él mismo. Recitó el conjuro e hizo aquellos movimientos con sus manos, transformándolos en una bella y lenta danza, cerró sus ojos y comenzó a flotar siendo guiado por el compás de sus muñecas. Pasaron los segundos y fue subiendo lentamente hasta alcanzar el techo y toparse con él, distrayéndose, chocando a la vez que abría sus ojos sobresaltado. El sobresalto le llevó a detener el conjuro, dejando de flotar y agarrándose a una de las vigas del techo para no caer de tal altura puesto que el techo de su estudio era el más alto de todos los cuartos de la casa. Dio un pequeño grito de sobresalto al observar la altura desde la que podría caerse si se soltaba, tenía las manos ocupadas agarrando la vía con la poca fuerza que tenía y no sabía que hacer más que pedirle ayuda a su gato, que comía atún enlatado, en el suelo.
–¡Shion! ¡Gato, ayúdame a bajar, estoy algo atascado aquí arriba!-el minino conectó miradas con su dueño.-
–Válgame Dios ¡¿Qué coño haces ahí arriba?!
–Estaba probando el conjuro y me topé con el techo y- ¿sabes? déjalo ¡Sólo ayúdame a bajar, por favor!
–¡Salta! Los gatos siempre caemos de pie, así que no veo por qué tú no puedas.-le aconsejó alzando la voz para ser escuchado desde la distancia.-
–¿Seguro?-El minino asintió. Jisung se confió demasiado de su magia y se dejó caer segundos más tarde. Cayó a gran velocidad, logrando realizar un conjuro tan rápido como para sostener la caída, pero para entonces, ya se había topado con uno de los afilados bordes de un mueble, desgarrando la fina carne y pálida piel de su pierna. "Aghhh" soltó un quejido de dolor y se dejó caer los pocos centímetros que le quedaban para tocar el suelo. Se sentó, levantando el pantalón, dejando ver la extensa cicatriz en su pierna la cual llegaba desde la rodilla hasta poco más arriba del tobillo. Sangraba, no demasiado, pero sangraba y se encontraba envuelta en morados y azulados hematomas alrededor. Era doloroso, escocía, ardía por dentro. Debía ir a curarla antes de que se infectara. Salió a cojeras de su estudio, sigiloso, hasta su baño para alcanzar el botiquín médico, pero no fue necesario ser sigiloso puesto que Minho se encontraba ahí limpiando el cuarto de baño. Se le quedó mirando fijamente, quedó totalmente asombrado de ver al joven con aquella vestimenta tan provocativa, tan extravagante pero favorecedora en el cuerpo delgado del azabache. Pero sobre todo descendió la mirada hasta el pantalón manchado de sangre en una de las piernas del chico.
–Ji-sung..que…¿Estás.. bien?-se acercó un poco y Jisung retrocedió un paso- Tienes sangre en el pantalón, ¿Te has hecho algo?
–Oh, hehe, eso, solo me hice un rasguño, estoy bien. No es nada.
–¿Estás seguro? Déjame ver.-Jisung se alejó.- Por favor.-Pidió el castaño. Jisung paró en seco, dejando al contrario acercarse a él. Minho se acercó y le pidió que se sentara en un taburete que se encontraba en el baño. El azabache se sentó y levantó su pierna cuando el mayor se lo ordenó, este se colocó de rodillas y sujetó con suavidad la pierna del joven, mirándolo para pedirle permiso de poder subir su pantalón.
En ese momento, en ese preciso instante en que conectaron miradas sus ojos brillaron, un destello único que les provocó un cosquilleo en sus estómagos. Apartaron miradas con vergüenza además de un leve rubor en cada cachete. Tras obtener el permiso, el de nariz respingada levantó el pantalón de la pierna del peliazul y observó atentamente aquella herida, tan extensa y sangrante. Volvió a mirarle con una mezcla entre sorpresa y tristeza. Estaba preocupado, lo admitiría, estaba muy preocupado por Jisung.
–¿Cómo te has hecho esto?...Jisung, ¿Cómo te has hecho esto? Está sangrando mucho..
–Yo…me caí pero no es nada grave, enserio.
Minho se levantó y abrió el botiquín del baño, sacó lo necesario para curar la herida.
–Déjame curarte, debe dolerte.
–Está bien.-Bajó la mirada, tímido y de mejillas coloreadas carmesí. Entre quejidos de dolor, su pierna fue curada y vendada con delicadeza a manos del limpiador. El dolor había disminuido levemente pero tenía claro que no podría caminar correctamente. Agradeció al castaño por haberle curado la pierna y trató de levantarse tambaleando y siendo sujetado por el contrario para no caer.
–Mejor siéntate y descansa, estás herido así que no deberías caminar de momento.-Le hizo volver a sentarse a lo que este volvió a posar en él su mirada.
–No lo creo necesario, ya no me duele.
A Minho eso no le importaba lo más mínimo. El mayor se preocupaba por el menor y por ende no le quiso dejar levantarse, sabía que le estaba mintiendo, sabía que realmente le dolía el corte. Y era verdad. Ardía.
El castaño ayudó a Jisung a llegar al salón y sentarse en el sofá, y ahí se quedó el resto de la tarde, descansando y acariciando a su gato que se había acercado y acurrucado junto a su dueño para proporcionarle compañía. El gato arisco ahora se dejaba tocar y ronroneaba ante el tacto como todo minino mimado de casa haría.
–Oye, siento haber pensado que caerías de pie. Realmente ese salto fue muy cutre.-Susurró el gato para no ser escuchado por el limpiador que ya se encontraba en el piso de arriba. El peliazul sabía que a su gato le costaba ser amable.
–No te preocupes, yo también me lo busqué al ser imprudente.-Siguió acariciando el lomo del felino, recibiendo ronroneos. Un rato más tarde, Minho se acercó tras haber limpiado toda la casa.
–Ya he acabado, me iré a casa. Tú…procura descansar.-Se dirigió a paso lento hasta la puerta para salir de la vivienda sin ser detenido por nadie. Jisung se encontraba tan avergonzado por lo sucedido aquel día que ni tuvo valor para despedirse. Shion saltó del sofá y trepó por los muebles para llegar a la altura de las llaves y cerró la puerta de la casa.
–Te noto raro, humano. ¿No se deberá a ese chaval, o sí?-El de mecha azul se sonrojó ante sus palabras.-
–¿Qué? ¡No! ¿Qué mierda insinuas, gato pulgoso?  Él solo viene y…limpia la casa y se va a su casa o yo qué sé.
–Claro, claro, chiquillo.-Sonrió coqueto.- Está claríiiisimo que no sientes nada más cuando te mira. Lo veo en tus ojitos, idiota.
–Ughh, solo déjame tranquilo, por favor…estoy algo confundido.
……………………JISUNG……………...………
Durante los siguientes días todo transcurrió normal: Minho venía, limpiaba, conversaba un poco conmigo y al terminar se iba pero, por alguna razón, me sentía vacío. A lo mejor me estaba tomando muy enserio las palabras de Shion hace unos días, a lo mejor sí sentía algo más pero aún no sabía bien qué era.
Ese día decidí no colocarme aquella bata, me daba demasiada pereza así que abrí la puerta para recibir a Minho con una camiseta oversize blanca, un corset sencillo de cordón azul y unos pantalones de tela fina anchos, azules con estampado de estrellas amarillas. Acompañaban siempre mi atuendo unos zapatos con gran plataforma, esta vez rosas.
Sí, a lo mejor siento algo por ese muchacho porque si no..¿Cómo es posible ruborizarse de tan solo ver su sonrisa hacia mi?
Él no es como yo…no puede ser ¿o sí? Me odio.
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Y aquí está el capítulo 2 :)

The Haunted House Cleaner (Minsung) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora