One-Shots de Miércoles Addams

Atracción

Contexto: Miércoles se encuentra con un chico tímido que trabaja de manera temporal en Nevermore como sustituto de un empleado.

Enid paseaba con Miércoles mientras le daba la brasa sobre nuevos chismes que había escuchado y leído en las redes sociales. Su compañera gótica no le daba mucha importancia hasta que llegaron al patio y vieron a un chico limpiando una de las mesas.

—¿Quién es ese?—preguntó extrañada pues nunca lo había visto por allí.

—Ah, ese es Tn—contestó Enid—trabaja de manera temporal aquí sustituyendo al señor Godsón. Tiene nuestra edad, su café favorito es—pero Miércoles la detuvo alzando su mano.

—Suficiente, no he pedido que me cuentes su vida.

Ambas se acercaron a saludar, o mejor dicho, Enid fue a saludar.

—Hola—dijo ella alegre.

—Hola—devolvió el saludo el joven.

—Soy Enid, Enid Sinclair—dijo estirando la mano.

—Tn—ella estrechó y fue seguido con un abrazo.

—Enid deja de acosar a los demás—intervino ella retirando a su compañera de habitación.

—¡No lo estaba acosando!.

Al retirarse, ella se presentó.

—Miércoles, Miércoles Addams, si te da problemas por favor dímelo, así tengo un motivo para asfixiarla mientras duerme—ante la sorpresa de ambas, el joven no se asustó, sino que se echó a reír.

—Eres muy...—buscaba una palabra.

—¿Siniestra?—preguntó ella mirando a este.

—Yo no creo que seas siniestra. Puede que asustes a los demás pero...—al darse cuenta de que le miraba tan fijamente desvió la mirada.

—¡Ah, tenemos que ir a clase!—avisó Enid—¡nos vemos Tn!.

Ambas salieron corriendo hacia clase.

Esa misma tarde, el joven se encontraría con ella en la biblioteca que estaba desierta. Estaba limpiando las mesas de allí y luego tendría que hacer lo mismo con unas estatuas.

—Veo que te gusta la lectura—comentó al ver a la única persona sentada leyendo, que no era otra que Miércoles.

—Creo que la lectura es fascinante además de que es mejor que las redes sociales

—¿No tienes redes sociales?

—Solamente una, y porque la hizo Enid—no despegaba los ojos del libro.

—Ya veo.

Este continuó con su limpieza y se sentó un poco. Estaba cansado ya que requería de varias personas pero estaba él sólo.

—¿Necesitas limpiar esta mesa?—preguntó ella.

—Ah, no te preocupes, luego la hago.

Ella se puso en pie tras cerrar el libro y se acercó. Le examinó de arriba a abajo.

—Te esfuerzas mucho por limpiar algo que se va a volver a llenar de polvo—comentó mirando a este con los ojos fríos.

—Necesito el dinero para ayudar a mi madre—ella abrió los ojos.

—¿Está enferma?

—Sí, y necesito trabajar para aportar dinero en casa.

Ella lo miró con los ojos un poco más abiertos que de costumbre y con un pañuelo le limpió el sudor de la frente.

—Tu madre debe estar orgullosa de ti—dijo.

—Supongo, eso es lo que quiero.

Miércoles le fue retirando el sudor de toda la frente y luego del resto de la cara.

—Cuando termines, ven a buscarme—él no entendía nada pero aceptó—a mi cuarto.

Ella se despidió y dejó a Tn hacer el trabajo.

Esa misma noche fue hasta el lugar indicado y Miércoles abrió la puerta. Enid no tardó en aparecer detrás extrañada pues no sabía nada del asunto.

—¿Qué haces aquí?—preguntó extrañada mirando su reloj digital.

—Esto...

—Lo he llamado yo. Hoy hay fiesta abierta en Jerichó, tu y yo vamos a ir a divertirnos un rato—agarró sus cosas ante la mirada de Enid.

El joven estaba sorprendido.

—Esto...yo...—no sabía que decir.

Miércoles volvió a la puerta.

—Ya he hablado con tu madre del tema. No te preocupes, yo te invito—lo agarró de la mano y se marcharon juntos. Bianca, que iba a Jerichó, haría de conductora junto a dos chicas más.

El joven solamente pudo saludar avergonzado. Durante el trayecto, este estuvo en silencio sin decir nada mientras Miércoles hablaba con el resto de chicas.

—Bueno pareja, luego nos vemos—fue lo que dijo la sirena antes de irse con estas y desaparecer entre la multitud.

Empezaron a caminar mientras veían los puestos de comida.

—¿Puedo preguntarte algo?—ella le miró.

—¿Por qué me invitas?, ¿hay alguna razón?.

Ella continuó su camino durante unos minutos sin decir nada.

—Por alguna extraña razón...hay algo que me llama de ti—eso le pilló por sorpresa.

—¿De mí?

—Así es. Y quiero averiguar el porque de ello—dicho esto, entrelazó los dedos de su mano con la del chico—no digas nada o te arrepentirás—amenazó ella con un pequeño rubor.

—Entendido.

¿Fin?

Esto es una idea propia  :)