EnidxTnxMiércoles (+18)

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Otro pedido realizado.

Pertenezco a una de las razas más raras y extraordinarias del mundo, me podía convertir en dragón aunque uno muy pequeño, era poderoso. Soy de los mejores amigos de Miércoles y Enid, se habían metido en muchos líos debido al carácter rebelde por mi parte Podíamos pasar horas jugando y haciendo travesuras en los alrededores cercanos. En Jerichó no podía ir durante un mes pues sin querer, le había prendido fuego a uno de los bancos del parque y por poco lo quema todo.

―¿Miércoles?, ¿dónde estás?―pregunte mientras caminaba por la habitación cuando sentí algo en la espalda que rebotaba y caía al suelo.

En el suelo había un cuchillo. Suspiré dejando escapar un poco de humo negro.

―¿Puedes dejar de intentar matarme?―por suerte mis escamas me protegían.

Ella apareció no muy lejos con una sonrisa y recogió el cuchillo.

―Me encanta torturar a la gente y en ti veo mucha diversión―dijo mientras lo guardaba.

Enid no tardó en aparecer y dijo que tenía muchas ganas de ir al concierto de Jerichó que se iba a organizar. Yo no podía ir pero le dije que lo pasará bien. Ella me rodeó con sus brazos. Sentí otra vez un golpe pero en el brazo. Miércoles me había intentado apuñalar y la rubia le quitó de en medio pues estaba ya cansada que intentase matarme.

―Deberías probar, es divertido―dijo ella retirándose.

―Solamente para ti―repliqué.

Esa noche solamente estábamos Miércoles y yo en la habitación disfrutando de una lectura cuando ella se acercó a mí y se tumbó a mi lado. Al preguntar, dijo que simplemente le apetecía hacerlo así que no le puse ningún impedimento. Mi mente recordó algo y dejé de leer para empezar a buscar por el cuerpo de ella.

―¿Se puede saber qué estás haciendo?―preguntó dejando el libro y mirándome fríamente.

―Buscar el cuchillo, seguro has venido a apuñalarme―contesté revisando en sus bolsillos y piernas por si las moscas.

Reconocía que tenía una hermosa, suave y fría piel. Ella empezó a hacer unos sonidos extraños y cuando me aseguré, fui a retirar la mano. Ella me impidió y me dijo que siguiera buscando, pero más profundo. Nos miramos y en sus ojos vi un brillo especial que no era las ganas de matarme.

Levanté su camisa dejando su pecho al descubierto. Esos día hacia calor y según ella, el sujetador le apretaba demasiado. Mi cuerpo reaccionó solo y besé sus pechos haciendo que soltase un pequeño gemido. Mis manos se deslizaron por sus muslos, Miércoles hacia sondiso que nunca había escuchado y eso me encendía más que mis llamas. La desnudé por completo y me la quede viendo mientras ella estaba ahí, sudada y viéndome.

―Parece que no tienes ningún cuchillo―dije sonriente.

Ella se levantó un poco y me besó mientras se ponía encima mío. Sus labios eran igual que su piel, fría como el hielo, pero me encantaba. Me desprendí de la camisa y empezamos a tener una gran lluvia de besos mientras recorría su entrepierna con mis dedos. Ella me pidió un poco más, y yo me desnude entero. Mi cuerpo tenía en esos momentos algunas escamas, fruto de la emoción. Miércoles me besó mientras metía mi miembro en ella y dejaba escapar gemidos entre beso y beso. Sentía ganas de rugir. Nunca me había sentido tan vivo.

Ella se puso encima mía ahora y comenzó a dar pequeños brincos mientras yo sujetaba fuertemente sus caderas. Veía rebotar sus pequeños pechos y gritar sensualmente. Me encantaba estar de esa forma y noté que pronto me vendría. Miércoles aceleró el ritmo y pronto apreté los dientes mientras dejaba salir todo antes de que ella cayera sobre mi pecho.

―Ha sido genial―dije mientras le acariciaba el pelo―asombroso.

―Lo sé―le ví esbozar una media sonrisa.

Me fui a dar una buena ducha cuando escuché un ruido a mi espalda. Era Enid que habia regresado del concierto y estaba sudada. Me dijo que sabía lo que habíamos hecho debido a su olfato e hinchó las mejillas diciendo que eso se hacia en otro sitio. Me percaté de que estaba desnuda, por primera vez la veía sin nada de ropa. Sus pechos eran más grandes que los de Miércoles, pero igual de apetitosos. Me acerque sin pudor y la tomé del mentón antes de besarla. Podía oler su celo. Ella me abrazó y nos besamos. Mientras caía el agua sobre nosotros, ella se aferraba a la pared mientras colocaba sus caderas para que yo hiciera todo el trabajo.

―Aquí voy―dije antes de meterla y hacer que soltase un gemido ahogado.

Comence a mover mis caderas hacia adelante y atrás. La sostuve del pelo con una mano y de sus caderas con la otra. La sensación de una y otra era distinta, pero igual de placentera. Enid me pidió ir más rápido, que ya era tarde y tras varios embistes y aún estando sensible, me vine dentro suya. Ella se fue dejando caer de rodillas al suelo, tratando de recuperar el aliento. Breve pero intenso.

―Ejem―ambos nos dimos la vuelta. Miércoles estaba con una toalla en mano y mostrando todo su cuerpo―si ya han terminado, me gustaría ducharme―colocó sus cosas en la silla cercana y comenzó a ducharse―algo de intimidad no estaría mal.

Enid y yo salimos con una sonrisa, pero antes, le di una cachetada en el culo a Miércoles quien simplemente volteó un poco la cabeza y sonrió.

Esa misma noche, amba durmieron una a cada lado estando yo en el centro y con una sonrisa de oreja a oreja, disfrutando de la compañía de ambas a las que pude besar nada más despertar. Sin duda alguna era un sueño hecho realidad.

La relación de los tres siempre había estado cerca a eso, pero hasta el momento ninguno daba el paso...hasta la fecha. Ahora, comenzaba otro tipo de relación más allá de la amistad.

Fin.

One-Shots de Miércoles AddamsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora