Secreto (+18)

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Este es el primer pedido que escribo, espero que les guste :D

Contexto: Ambos tenéis más de 18 años.

Cuando erais pequeños, Miércoles y tú jugaban mucho porque compartían las mismas ideas y gustos por la muerte, la tortura y los misterios. Luego se separaron hasta que muchos años más tarde, se reencontraron en Nevermore. Ahí poco a poco os fuisteis acercando mucho el uno al otro hasta que finalmente empezasteis a salir como pareja, algo que solamente tú y ella saben.


Todos estaban en el baile, todos menos Miércoles y yo. Ahí estaba en su habitación, tumbada sobre la cama a mi merced, con las cuerdas amarradas a sus manos. Te miraba con una sonrisa, algo que solamente me mostraba a mí y cuando estábamos solos. Me puse sobre ella y la tomé del rostro, antes de darle una pequeña cachetada.

—Odio que me tengan de esta manera, pero si eres tú, lo odio todavía más—dijo con esa sonrisa.

—Te has portado muy mal con tus compañeros, creo que es hora de darte una lección—le acaricie los muslos mientras ella dejaba escapar un pequeño gemido—¿qué pasa Addams?, ¿no soportas el contacto?.

—Claro que no, lo sabes bien.

Le mordí las orejas lentamente, provocando en ella un rubor que saltaba a la vista en su pálida piel. Con la mirada suplicaba más, pero no lo decía.

—Suplica—dije—adelante, se una buena chica.

—Jamás—dijo firmemente—prefiero la muerte.

Le di la vuelta, levanté su falda poco a poco y le baje las bragas oscuras.

—No te atrevas—ella intentó moverse—¡auch!—dijo al sentir la primera nalgada.

—No entiendo tus quejas, es precisamente lo que querías—comenté—ahí va otra.

La cachetada resonó por toda la habitación. Separé las piernas e introduje mis dedos en su vagina apretada. Observe que mientras lo hacia, mordía la almohada, estaba roja y ya empezaba a sudar y no precisamente por el calor de la noche.

—Esto si es un buen trasero—le dí unos cuantos mordiscos hasta que la boca pidió un trago de agua.

Cuando regresé a la cama, la vi boca arriba, restregando sus piernas y frotando entre sí. Rasgué su uniforme dejando sus pechos al descubierto y me los comí enteros durante largo rato mientras ella intentaba decir alguna que otra palabra, pero no podía.

Observar su cuerpo desnudo era un privilegio que solamente yo tenía el permiso de ver, admirar y tocar a mi voluntad. Ella respiraba fuertemente a la par que me la comía entera. Al cabo de un rato me puse de pie.

Ella me miraba con unos ojos intensos, mezcla de odio y amor. Me bajé los pantalones y calzoncillos, estaba duro como una roca y ella al verme se mordió los labios.

—No te atrevas, si lo haces te mataré—pero daba igual sus amenazas—lo digo en serio, te asfixiaré mientras duermes.

Elevé sus piernas y poco a poco fui introduciendo mi miembro hasta el interior de ella. Esperaba que fuera frío, pero todo lo contrario, era caliente. Ella gimió durante los primeros segundos antes de abrir la boca y soltar un grito ahogado. La tomé de las coletas mientras mis caderas se movían hacia adelante y atrás.

—Eres un idiota, te voy a...a matar—dijo mordiendo sus amarradas manos.

—Ya veremos—la besé con lujuria, pasión y fuerza, nuestras lenguas se mezclaban la una contra la otra. Incluso su lengua era sumisa.

Me di la vuelta y la puse sobre mí. Estaba cabalgando mientras me mostraba su parte débil, su debilidad y una faceta suya que nadie, nadie salvo yo, podía ver y conocer de primera mano. Probamos muchas posturas diferentes, y ella era la sumisa en todo. Obedecía y seguía mis órdenes sin rechistar salvo algunas veces, pero lo hacia para que le diera un buen azote. Su culo acabó completamente rojo pero ella seguía pidiendo algún que otro más.

Al cabo de un rato le avisé, iba a soltar todo y ella me pidió que lo hiciera dentro, que lo soltase dentro de ella. Yo di unos empujones más, ambos gritamos de placer antes de que ella cayera sobre mi pecho agotada. 

Estuvimos así un rato hasta que la desaté cuando recupere las fuerzas.

—Ha sido increíble—dije sentado en el borde de la cama.

—Sí, horrible...gracias.

Le di un beso y un mordisco en el cuello antes de vestirme y hacer otra cosa. Pronto terminaría el baile y muchos regresarían a sus dormitorios.

La relación de Miércoles y yo podía parecer muy rara, pero todo es raro en Nevermore. Enid vino muy feliz y nos preguntó que habíamos hecho. Le mentimos claro, ella no podía saber nada de ello. Nunca tenía que sospechar o de lo contrario, Miércoles podría matarla.

Al cabo de unos pocos días, la gran mayoría de alumnos dormirían en Jerichó ya que la fuerte tormenta les había alcanzado y era peligroso tomar el camino de regreso. La academia se haría cargo de los gastos de la posada.

Fui a la habitación de Miércoles y ella ya estaba sobre el borde de la cama, esperando con una cuerda. Me miró con esa sonrisa. Levantó una de sus piernas y luego su falda.

—¿Quieres jugar a un juego de tortura?—yo sonreí y asentí.

Ahí iba de nuevo.

¿Fin?.

One-Shots de Miércoles AddamsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora