La Verdad

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Luego de percatarme que el tiempo no existe, quise abrazar a la Muerte, porque estaba muy triste. La Muerte me permitió abrazarla, no me dijo nada. Ambos nos miramos, la Muerte me hizo pensar más en el amor.

Yo pensaba que amaba a mi amada, pero la Muerte me demostró más amor. Cuándo estaba vivo—sólo sufría—tenía una vida, pero no era feliz, había conocido a mi amada en un parque; un día gris, el tiempo pasó y el cáncer se la llevó, y yo sufría por la perdida; por no tenerla, y perder su matiz. Solía soñarla, en el cielo, pero también había algo, la Muerte siempre estaba en mis sueños.

La Muerte me visitaba cada noche, me preguntaba por mi estado emocional, pero con el tiempo la había olvidado—yo no lo recordaba—sólo era un niño con capaz de madurez, un adulto, algo olvidadizo por mi edad.

La Muerte me acompañaba siempre, por eso me pidió que me fuera con ella, ella siempre me veía triste—ella sólo quería darme amor.

Yo todo enamorado pedí que me devolvieran a mi amada, me daba igual no vivir nuevamente.

Me tomé un veneno—sin darme cuenta del dolor—lloré una tormenta porque se destruyó mi corazón.
La Muerte me dio la bienvenida, me dio amor del bueno, aunque creía que la Muerte sólo me causaría dolor; no fue así.

No mentiré—la Muerte—sabe mucho, no creo que sea mala—ni buena.

«Entonces tenemos un trato», me dijo la Muerte.
«Claro, con vos yo me quiero quedar», le dije.

Así fue cómo acabé en un lugar desconocido,
pero con la dicha de haber vivido; con la dicha de haber dado vida a mi amada, con dicha de haber conocido a la Muerte.

Me enamoré de nuevo, aunque yo no tengo vida,
pero si estoy muerto, ¿cómo puedo sentir?
Entonces me di cuenta que vivir, no es sólo estar vivos,
sino enamorarnos, conocernos, llorarnos y extrañarnos.
Esto de vivir, no involucra, nada de odiarnos.

No sabemos porqué vivimos,
pero no aprovechamos la suerte de vivir,
somos mensos de cierta forma.
Somos humanos, ¿qué se esperaría de nosotros?
Somos como hormigas, seguimos al más fuerte,
necesitamos lideres, pero, ¿para qué?

No somos ángeles, ni demonios, entonces, ¿qué somos?

La Muerte, aquella calamidad muy temida,
me dio más amor que la propia vida.
La Muerte me abrazó fuertemente,
y pude ver su poder: Puede controlar el tiempo,
tiene control sobre la vida, sobre todo.

Entonces, ¿por qué debemos esperar?,
si quieres hacer algo, hazlo,
no esperes a que llegue la muerte—no seas como yo—yo tuve que perder a mi amada para encontrar el amor.

No pierdes nada intentándolo,
aprovecha la vida que tienes.

«Hay otras personas que están en peores situaciones», la Muerte siempre me decía,
y yo sólo correspondía, porque era muy sabia.

La Muerte fue lo más lindo, porque la vida me había mentido.
Por eso te pido a ti, sí, tú que estás leyendo esto, vive,
no esperes a la Muerte, porque ella no te dará amor. 

Es Lindo, ¿Verdad?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora