Descansar

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Levantarme por las mañanas,
parecía un martirio.
Hacer la misma rutina una y otra vez,
hasta cansarme y querer tirar todo por un puente.

Era lo mismo una y otra vez,
todo daba vueltas,
vueltas y vueltas,
muchas vueltas hasta marearme.

Desde pequeño, no sabía qué era la felicidad;
con el pasar del tiempo,
choqué contra un muro que me hizo ciego;
la vida es un asco, quizá no (quizá es algo más),
pero la felicidad nunca llegó, ni llegará.

A tan corta edad,
solía pensar mucho en la felicidad,
en el amor; solía filosofar.
Pensaba mucho en si—yo—algún día,
podría descansar y ser feliz,
con el amor que—alguna vez—idealicé.

Los días se volvían más pesados,
y pasaron algunos eventos;
he quedado traumatizado.
No quería levantarme de la cama,
había perdido la esperanza.

Lloraba, noche tras noche,
noche y pura noche;
todo era en la noche.
La noche fue, y es, mi escapatoria de todo;
mi fortaleza para reponerme por las mañanas,
antes de que todos se despertaran.

Ocultaba todo, porque solían decirme: «No debes llorar»,
y yo sólo podía responder: «No he llorado»,
aunque fuese la mentira más obvia,
tenía los ojos muy rojos (al menos no tan rojos como antes).
Pero, quizá por mala suerte, para poder crecer,
nadie se sentaba conmigo para preguntarme,
si realmente—yo—estaba bien.

Aunque solía ser yo,
quien se sentaba con las personas,
a preguntarles: «¿cómo han estado?»,
y si necesitaban algo;
o simplemente si gustaban de una charla,
para no ocultar las penas (una forma de sentir que soy útil, o que valgo la pena).

Con el tiempo,
aprendí a dejar escapar,
escapar mis pensamientos dañinos,
pensamientos que se iban,
por un hueco que—yo—había creado,
para dejar salir todo lo malo.

Aunque todo se detuvo un día,
día tan malvado,
que me dejó con las manos enredadas,
entre la vida y la Muerte,
de una alma (una alma perdida).

Sólo he dado cosas buenas,
y me han quitado todo;
he dado felicidad a todos,
y me hicieron daño.

La vida es una forma de pago,
sufrimiento por la felicidad;
si hablas con la vida (dudo que eso pase),
la vida será capaz de hacer un cambio justo (algo por algo),
a veces tendrás que elegir:
«¿Tu vida por la felicidad, o tu felicidad por tu vida?».
También puedes tener una tercera opción:
«¿Tus recuerdos por vivir más?», lo cual no es bueno, algo eterno pierde su brillo.

[El Sol sale]
Me desperté como siempre—era mi rutina levantarme en cuanto el Sol se ponía en lo alto—y me había alistado para ir a la secundaria.
Tomé mi mochila, salí de casa algo entusiasmado, y caminé.
Saludaba a las personas que conocía, y seguía caminando.

[En la secundaria]
Estoy sentado en plena clase, pensando en todo lo qué ha pasado.
De un momento a otro, escucho las voces de mis amigos, y eso me ayuda a escapar de mis pensamientos.

«¡Oye! Ven, habla con nosotros», me grita un compañero.
«¿Qué sucede?», le digo sin pensar muy bien.

Me entretuve hablando con mis compañeros en ese momento, fue genial.
Necesitaba distraerme, quizá, necesitaba volar en mis pensares.

[En la tarde]
Las clases pasaron bastante rápidas, y me he quedado con las ganas de ir a ver a Tina (un secreto que yo mantenía).
Tina es mi mejor amiga, aunque estoy enamorado de ella desde hace meses (es un secreto a voces).

Nunca había escuchado sobre algo llamado «Poema», tenía la suerte de nacer en una familia humilde, pero sin mucha educación (por esa razón—yo—desconocía la vida en sí).
No conocía mucho sobre los poemas, ni de versos que expresaban melancolías, hasta que Tina me leyó uno de sus poemas hace un tiempo atrás (y fue lo más lindo que había escuchado).

«Amarás tanto a alguien,
que el destino te mirará,
y el mismo destino te celará,
y acabará quitándote todo
».
Tina.

Mientras iba caminando para ir a ver a Tina, no podía dejar de pensar mucho en ella.

He decidido ir, al parque que siempre nos vemos (un parque que siempre ha sido un refugio para ambos).
Es como su lugar secreto, donde—Tina—puede escribir bellas poesías sin necesidad de que nadie la moleste.

[En el parque junto a Tina]
Luego de haber caminado desde la secundaria hasta el parque, pude encontrar a Tina sentada al lado de un árbol escribiendo en su pequeña libreta.

«Tina, pensé que hoy...», le dije.
«Sí, estoy aquí. Hoy vine a leerte un poema», dice Tina con voz cabizbaja.
«Entiendo, ¿estás bien?», le pregunté.
«No lo sé, me siento un poco mareada hoy», me miró preocupada.
«Será mejor ir a casa Tina; quizás necesitas descansar», le dije sin saber la razón de su malestar.

Tina me comenzó a leer su poema; sus palabras fueron tristes y complejas (ojalá volverla a escuchar: sólo para volver a sentirme vivo).

«El tiempo es una mentira,
por eso prefiero la Muerte.
La vida me engaña,
los sueños me hipnotizan,
no sé qué es real,
los dolores se vuelven parte de mi vida,
y mira, aquí sigo con mucha vida
».
Tina.

Su voz se sentía muy débil, entre tantas palabras, me daba cuenta que algo pasaba. Mientras pensaba en que algo sucedía, Tina me comenzó a leer otro poema, diría que fue más un teorema (siento que Tina sabía que no tenía mucho tiempo).

«Un ave, puede volar libremente,
mientras que yo debo quedarme aquí,
en la tierra, hundiendo mi cuerpo en el lodo,
en un sufrimiento eterno, en algo que me va matando,
muy lentamente hasta consumir todo lo que soy
».
Tina.

Ojalá haber entendido ese poema en su tiempo, ojalá haber sido un buen entendedor para comprender esas palabras, y qué realmente trataban de transmitir.

[Se hizo de noche]
El tiempo vuela rápidamente y odio que pase eso. Me despedí de Tina, me fui a mi casa y me dormí muy feliz, pero aún tenía las palabras de los poemas bien grabados en mi mente.

[En la mañana del próximo día]
Me he despertado con dolor de pecho, siento que mi corazón volará si no lo detengo. He tomado agua, he comido, incluso me he vuelto a tirar a la cama para ver si me siento mejor, pero nada parece funcionar.
No quería salir de casa, sentía que algo malo pasaría.

He decidido no ir la secundaria, aunque sí iré al parque a ver a Tina.

Es Lindo, ¿Verdad?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora