La Vida

8 4 0
                                    

Una Carta (que nunca debí escribir)

La vida, no ha sido fácil, he estado luchando contra monstruos,
que me han causado daños, daños irreparables.
He vivido por muchos años, algo aterrado,
pero siempre buscando la forma de escalar un peldaño más.
Años tras años, sin comprender qué carajo hago.

Mi paso en la vida ha sido meramente callado,
siempre buscando las razones para hacer el bien,
aunque siempre he encontrado todo lo malvado.

Día tras día, me cuestiono sobre todo lo sucedido,
en el transcurso de mi corta vida.

Dejo de lado mis sentimientos, incluso ese deseo de vivir,
dejo de ser humano para convertirme en algo más,
¿quizás yo lo permití?

Cuándo lloro, me agarro fuerte de la cama,
porque no sé cómo dejar salir el dolor.
Me he llamado menso, estúpido, y cobarde,
por no querer afrontar la realidad.
Me aterra que vean, que no soy lo qué piensan.

Lloro, no por miedo o por menso,
sino porque tengo heridas que aún no han cerrado,
cicatrizar hasta sanar, zurcir las heridas hasta curar.

Sin padre, con una deuda impuesta por la misma vida,
que me ancla a un dolor duradero,
no sé qué hacer, para salvarme de un pasado tan cruel.

Recuerdo cuándo por primera vez caí enamorado de la poesía, fue mi libertad, hasta el día de hoy, algún futuro que es lejano del presente en el que estoy.

¿Cómo olvidar ese primer amor?
Esas primeras caricias, esos ojitos achinados con ganas de reír.
¿Cómo olvidar a ese primer amor?
No de la primera persona que me enamoré,
sino de aquella persona que me dio su corazón, que me dio su amor.
¿Cómo olvidarme de esa persona?
Si por esa persona es que comencé este pequeño libro,
por esa persona comencé a creer que el mundo tiene cosas bellas aún,
que aún existe un sentido.

Me he enamorado, pero me he enamorado mucho,
con esa persona, porque me hace sentir como un niño,
un chiquillo que no sabe nada de la vida,
pese a lo vivido, quiero seguir viviendo a su lado.

Me aterraba morir, sin haberle dado todo lo mejor de mí,
esa persona merece todo, el cielo es muy pequeño para dárselo.

Con tan sólo 15 años, comprendía mejor las cosas de los adultos, y lo difícil de ser maduro. Nunca conecté con las personas que me rodeaban, porque sentía que me iban a juzgar, por pensar muy diferente, por no querer pasar una noche con alguien, a quién no amo, ni ame, es un poco demente.

Conocí a muchas personas, recuerdo a todas,
sin dejar de lado a aquellas que ya se fueron.

Les conocí, ellos nunca me dijeron nada malo,
sólo me miraban con pena, porque no disfruté de la vida,
así como ellos disfrutaron, todo fue risa y halagos. 

Es Lindo, ¿Verdad?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora