CAPÍTULO 1. EL FUGITIVO

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VESP

Mi pulso se acelera mientras sostengo la cabeza del fugitivo contra el suelo con mi bota negra, su rostro muestra una mezcla de miedo y desesperación. Apunto mi espada láser blanca directamente hacia él, dejando que la luz brillante ilumine el espacio entre nosotros.

—¡Por favor, escúchame! —ruega de nuevo. —¡Hay mucho en juego!

Pongo los ojos en blanco. Sus ojos se ensanchan de terror mientras lo levanto del suelo y lo obligo a caminar hacia mi nave, manteniendo mi sable láser apuntando hacia él en todo momento.

—¡Por favor! ¡Por fav... —interrumpo sus súplicas amordazándole con una cuerda y lo esposo al asiento de mi nave, asegurándome de que no pueda soltarse.

Lo examino un momento. Tendrá unos treinta años. Es alto y atractivo. "Ahora no hay tiempo para esto, Vespera", me reprendo a mí misma.

—Cállate —le ordeno.

Me siento a los mandos de mi vieja nave y suspiro al ver mi reflejo en el cristal.

Mi larga melena negra contrasta con la palidez de mi piel y las oscuras ojeras debajo de mis ojos, provocadas por las pesadillas que me asedian desde hace doce años.

Noto su mirada sobre mí. Puedo sentir a través de la Fuerza su estado de ánimo. Siento su miedo, pero también su deseo innegable hacia mí, hacia su captora. Podríamos divertirnos un rato, si no tuviera que entregarlo... Suelto una sonrisa maliciosa que confunde al prisionero.

Aunque mi figura es delgada y tonificada, como resultado de años de entrenamiento y disciplina, los pantalones ajustados de cuero y el top corto anudado al cuello muestran mis curvas, que me recuerdan la feminidad y fuerza que poseo.

Sonrío para mí misma al recordar cómo mi mentora odió siempre mi forma de vestir. "Eres una Jedi, Vespera Malakith", me decía, negando con la cabeza con cara de desagrado. "No lo soy. Y tú tampoco", le recordaba yo, haciéndola enfadar.

***

Unas horas después, conduzco al activo por las calles de Nevarro. ¿Qué demonios ha pasado aquí? Parece que la ciudad ha sido asediada por un terremoto. Las calles y los puestos están destrozados.  ¿Habrán sido los imperiales?

Llegamos a la destartalada taberna y llevo al fugitivo hasta la mesa más alejada. Como de costumbre, Greef me espera sentado con una sonrisa impaciente en su rostro.

—Vaya, vaya... ¿Quién es nuestro amigo? —me pregunta Karga, con una mirada de orgullo.

—Es Renn Alderan —respondo mientras me siento en la mesa frente a Greef. —Un fugitivo buscado por las autoridades. Hay una gran recompensa por su cabeza...

—Interesante...— dice Greef mirando al fugitivo. —Veo que sigues siendo eficiente en tu trabajo, Vespera. Me alegra tenerte en mi equipo —me sonríe.

—No hay nada que me complazca más que ayudarte a aumentar tus ganancias, Karga —digo con una sonrisa sarcástica.

Greef suelta una carcajada.

—Bueno, déjame comprobar los datos y asegurarme de que la recompensa es legítima. No quiero problemas legales por aquí, ya sabes... —dice mientras revisa en su datapad los registros en busca de la información necesaria. —Parece que todo está en orden —comenta mientras llama con los dedos a dos guardias para que se lleven al fugitivo. —La recompensa por Renn Alderan es generosa... —comenta. —Estás a punto de recibir un buen pago.

—¿Qué coño ha pasado aquí, Greef?—pregunto cuando nos quedamos a solas.

—Verás... Tengo otro trabajito, muy bien pagado... Digamos que diez veces mejor pagado que este —dice mientras me entrega los créditos, ignorando mi pregunta anterior.

—¡¿Diez veces?! —pregunto, levantando demasiado la voz.

—Shhht —me acalla el cazarrecompensas. —¿Conoces al mandaloriano? —me pregunta acercándose a mí, mientras baja el tono de voz.

—Sé quién es —respondo, encogiéndome de hombros. —¿Tiene él algo que ver con los destrozos de ahí fuera? —pregunto señalando a la ventana.

El semblante serio de Greef confirma mis sospechas.

—Le contraté para que atrapara a un activo. El muy canalla entregó la recompensa y después robó al activo y se lo llevó... —maldice Greef.

—¿Por qué iba a robar al activo? —pregunto extrañada.

—Porque es muy valioso —responde Greef juntando las manos. —El cliente te pagará diez veces más que la recompensa de Renn si recuperas al activo y lo traes aquí— me explica.

—¿Y quién es ese cliente? —pregunto frunciendo el ceño.

—No puedo darte más información, Vespera —me asegura. —Dime, ¿aceptas o no? —pregunta con impaciencia.

Contemplo la propuesta de Greef, sopesando los riesgos y las posibles recompensas. El mandaloriano es conocido por ser un individuo hábil y con recursos, pero también un enigma. Sin embargo, la perspectiva de ganancias significativas y la emoción de una nueva misión me resultan irresistibles.

Destellos de luz y oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora