Segundo año: El club de duelo

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Cuando Aurora despertó por la mañana del domingo, halló el dormitorio resplandeciente con la luz del sol de invierno, y su cuerpo en un estado bastante mejor, aunque muy rígido

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Cuando Aurora despertó por la mañana del domingo, halló el dormitorio resplandeciente con la luz del sol de invierno, y su cuerpo en un estado bastante mejor, aunque muy rígido. Se sentó enseguida y miró hacia la cama de Harry, viendo que su hermano seguía durmiendo. Se bajó de su cama y pisó el suelo con los pies descalzos, corrió las cortinas de la cama de Harry, metiéndose entre las sábanas de la cama de Harry. A los pocos minutos, el pelinegro se despertó, escondiendo su cara en el cuello de su hermana al no querer levantarse.

- Vamos, Harry – Aurora acarició el pelo revuelto de su hermano menor –. Deberíamos despertarnos ya. Por cierto, ¿cómo estás, miope?

Aurora notó la nariz de Harry haciéndole cosquillas en el cuello, se revolvió levemente con una sonrisa en la cara. Se escuchó una baja risita de Harry. Por fin se alejó de su escondite.

- Mejor, definitivamente, vuelvo a tener brazo – la mirada que Aurora le dio a Harry fue de total duda –. Oh, cierto, tú no lo sabes. Te había derribado la bludger justo antes. Básicamente, pasó que Lockhart, haciéndose el entendido, quiso arreglarme el brazo con un hechizo, pero terminó haciéndolo desaparecer. Pero la señora Pomfrey me dio una pócima y ha vuelto todo a la normalidad, solo lo siento un poco rígido.

- Voy a matar a ese creído, te lo juro por Merlín.

Ambos hermanos miraron hacia la cama de Colin, pero estaba oculto tras las largas cortinas que el propio Harry había corrido el día anterior. Al ver que se habían despertado, la señora Pomfrey se acercó afanosamente con las bandejas del desayuno y se puso a flexionarle y estirarle el brazo y los dedos a Harry.

Minutos antes había estado haciéndole un masaje algo fuerte en todo el cuerpo, comprobando que todo hubiera salido bien. Harry se reía cada vez que algún sonido de dolor por las fuertes manos de la señora Pomfrey.

- Todo va bien – le dijo, mientras él apuraba torpemente con la mano izquierda las gachas de avena, su hermana se reía de su torpeza y terminó dándoselas ella –. Cuando terminéis de comer, podéis iros.

Aurora y Harry se vistieron lo más deprisa que pudieron y salieron precipitadamente hacia la torre de Gryffindor, deseosos de hablar con Ron y Hermione sobre Colin y Dobby, pero no los encontraron allí. Aurora y Harry dejaron de buscarlos, preguntándose adonde podían haber ido, y Harry estaba algo molesto de que no parecieran interesados en saber si ellos habían recuperado o no sus huesos, a Aurora solo le preocupaba abrazarse a Hermione y dormir un rato en su hombro.

Cuando pasaron por delante de la biblioteca, Percy Weasley precisamente salía de ella, y parecía estar de mucho mejor humor que la última vez que lo habían encontrado.

- ¡Ah, hola, Aurora, Harry! – dijo –. Excelente jugada la de ayer, Harry, realmente excelente. Gryffindor acaba de ponerse a la cabeza de la Copa de las Casas: ¡ganaste cincuenta puntos!

FEELINGS | Pansy ParkinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora