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Todos trabajaban en la Agencia todos menos Dazai que se encontraba molestando a Kunikida como de costumbre, este último trataba de no prestarle atención al de vendas y lo ignoraba completamente. 

De la nada la llamada de un teléfono sonó por todo el lugar, llamando la atención de todos quienes voltearon a ver buscando de donde venía ese sonido. Las miradas se posaron en Dazai quien rápidamente respondió con su personalidad juguetona les devolvió la mirada a todos quienes volvieron a lo suyo. 

-¡¡¡Kunikida es una emergencia la muerte me llama!!! - y sin más salió del lugar a toda prisa sin escuchar los regaños del de lentes y las miradas de los demás pero una de ellas lo miraba con una sonrisa. 


Al llegar al lugar de siempre el mismo carro se paró enfrente de el y lo llevó a aquella mansión, bajo azotando la puerta y entró a la casa.  Su cara tenía una expresión calmada pero sin duda mataría a quien lo cuestionará, con paso lento y firme camino por el pasillo, al llegar a la sala estaban cinco personas allí esperándolo tres estaban atados de pies y manos mientras los otros dos los apuntaban con armas. 

-Pero que tenemos aqui, valla son muy valientes o demasiado estúpidos para atreverse a entrar aquí-se acercó a ellos a paso lento y con una mirada fría que causó escalofríos a todos en esa habitación, sentían como si la temperatura descendiera de golpe congelando a todos. 

-Tranquilos no los mataré ahora- se dio la vuelta y camino a las escaleras.                                                 -Lleven los a la sala de tortura yo mismo iré con ellos despues, por el momento  golpe en los un poco sin matarlos, ahora fuera- Sus subordinados obedecieron la orden de inmediato y se adentró a la parte superior de la mansión. 

Se acercó a una habitación y abrió la puerta encontrándose con su ángel y su hijo durmiendo cómodamente al parecer no escucharon nada y eso lo alivió mucho no quería que su familia viviera un acontecimiento como ese y nunca lo permitiria. Se acercó a ellos y se sentó en la cama con su mirada fija en los dos amores de su vida y únicos cabe decir. No entiende todavía como la vida le dio a esos dos ángeles, el no los merecía.

Les dio la espalda para pensar en un castigo para aquellos idiotas que se atrevieron a entrar a su casa cuando no se encontraba en esta. Se merecian una muerte lenta y dolorosa como los demás que se atrevieron a hacerle el más mínimo daño a su familia, si ya había pasado muchas veces al parecer las personas son tan estúpidas y no entienden que nadie debe herir de cualquier manera tanto a Chuuya como a su hijo.  

Estaba tan metido en sus pensamientos que no se dio cuenta que alguien se acercaba a el y lo abrazaba desde atrás. Al sentir su toque tan cálido sus pensamientos se disolvieron y mostró esa sonrisa que solo les mostraba a su familia, esa sonrisa que no era de Dazai Osamu el Jefe de la Port Mafia si no de Osamu un padre de familia normal, sin duda Chuuya era su calma y su todo. 


No quería que esto termine tan rápido pero no podemos cambiar el futuro que ya está escrito y el ya sabía cual era el suyo. Chuuya lo golpeara sin duda y después llorara no quiero que llore ninguno de los dos pero no queda otra opción o si? 



Joder este capítulo esta muy pequeño pero ya no quiero escribir más ni se que estoy haciendo yo tampoco se que pasará en el futuro 😂  pero bueno espero les guste bye. 

The Boss Of The Port MafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora