Relación

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Alessandra.

Hoy regresaría Grecia después de un par de días en Madrid, todo había sido muy raro desde el segundo en el que salió del departamento. El querer correr, el decir que iría algo que sus padres le pidieron cuando me había dicho que ya no se llevaba con ellos tanto, inclusive algo de haberse mudado con su hermano había mencionado que ahora estaba más cerca de su centro de entrenamiento y lejos de la escuela.

Podré ser despistada e inclusive torpe, pero esto era otra cosa. No solo fue a vender el departamento de sus padres, esperaría que me contara algo, que al menos me diera una idea de lo que sea que estamos haciendo. No soy tonta, sé que probablemente tenga una oferta de trabajo ahí después de todas las noticias que han salido de lo gran jugadora que ha sido o ha pensado en mudarse porque tiene algo de sus estudios, de su carrera en sí, solo necesito que ella me lo diga para aclarar las cosas, aunque esperaría que no me fuera a mentir a este punto del partido. Después de todo, no podríamos tener una relación así ¿o sí? Y más después de todo lo que podría decirle y no decirle.

No me dejó ni siquiera ir por ella al aeropuerto, no es que tuviera una idea de cómo hacerlo porque no tengo el coche, Romina me ha dicho que me da el que tiene ahí arrumbado, pero no me he animado a aprender ni a manejar. Así que ahora, después de pensar mil veces qué es lo que me pondría para la primera vez que la viera.

Terminé de arreglarme, el cabello, la mochila, mis planos y la computadora para editar un par de cosas. Grecia pasaría pronto por mí, o eso decía su mensaje al menos. Eva y Lara estaban desayunando en la cocina en silencio, algo que en mucho tiempo no pasaba, normalmente ambas estaban gritándose o porque no estaban de acuerdo en algo o porque estaban estudiando juntos.

—Buenos días...

—Buenos días.

Las dos contestaron con sueño, me puse los tenis en la entrada después de quitarlos y lanzarlos a la entrada. Regla 1 de la casa, no se entra con zapatos y hemos limpiado menos con ello.

—¿Están bien?

—Examen de finanzas, no hemos dormido nada.

Eva contestó somnolienta mientras tomaba un poco más de café y volteaba a verme, podía estar estudiando, pero si podía ponerse una mascarilla, lo iba a hacer. Su belleza es primero antes que cualquier cosa y es algo que admiro mucho de ella. Aunque ya estaba vestida para hoy, era solo el cabello y la cara.

—Solo este examen y después pensaremos en qué nos pondremos para la fiesta de Tamara, todo será más emocionante. Necesito alcohol, necesito descontrol.

—Si bueno, mientras siéntate que necesito que me expliques esto.

Lara la jaló para abajo para sentarse junto a ella y se volvieron a hundir en los libros. Yo volteé a verme al espejo de cuerpo completo que tenemos viendo por milésima vez lo que llevaba puesto.

—Ese también está bonito.

Volteé y Eva me estaba viendo, jugando con la pluma. Ella en el atuendo más arreglado, la falda blanca, la blusa de rayas fajada con unos tacones blancos y una bandana en su rubio cabello, perfecto. Mientras que yo traía un short de mezclilla y una blusa floja de tirantes roja con unos vans rojos.

—Me siento muy simple... Grecia se viste como tú, es como tú, toda arreglada y yo...

—Eres tú, esto es tú y no tiene nada de malo. Yo te amo, así como eres, tú le gustas a Grecia así, no tienes por qué cambiarte...

Las palabras de Eva estaban ahí, pero no podía. Negué, yendo a cambiarme por unos pantalones de vestir beige y una blusa blanca que tenía por ahí con unos tenis blancos.

Primeras veces #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora