Primeras

12 6 0
                                    

Advertencia de lenguaje explicito, escenas sexuales. Si no te gusta este tipo de contenido, saltar hasta el siguiente capítulo.

Alessandra


Una cosa es hacerlo tú, masturbarte tú, hacerte sentir que estás en las estrellas, pero alguien que no solo deseas, pero que también sientes mucho por ella, es el puto paraíso que ya nada, ni tu vibrador, ni tus propios dedos van a hacerte sentir algo más. Mis pensamientos venían y se iban; todo esto era una locura que no sabía ni por donde comenzar.

—Grecia...

Quería pedirle más, más de todo. Más de su agarre en mis pechos, que era tan fuerte que me hizo sentir mucho en mi centro, tanto que estaba a punto de venirme que dolía por no tener contacto ahí abajo. Cuando gemí, su boca hizo algo que no esperaba y que me hizo que de verdad me valiera que teníamos compañía, que mis roomies podían escuchar todo, pero al carajo ellas.

Succionaba de mi pezón mientras que apretaba el otro, no podía parar de gemir, de sentir tanto que también quería explotar, no sabía que podía girar tantos los ojos hasta que mi cuerpo respondió agitado a sus dedos. Su pierna estaba cerca de mi centro, lo cual hacía que me tensara más y quería moverme para sentirla. Una de mis manos estaba en mi colcha y la otra en su cabello, jalándolo y recibiendo más gemidos de su parte.

—Tranquila...

Intentaba de sonar compasiva, pero al mismo tiempo mandona, teniendo el control de la situación, lo cual me excitaba más. Me dio un largo beso en los labios al cual yo me aferra mientras que tomaba mis piernas para envolver su cadera y acercarla a mí, nuestros pechos chocaron, haciendo que ambas gimiéramos y ella bajara su pelvis y chocara con la mía. Una de sus manos paso de mi rostro a bajar hasta mi estómago donde empecé a ponerme nerviosa, pero no dejaba de besarla.

—Dime si me estoy pasando...

—Hazlo.

Con eso bajó suficiente para tocar mi centro y yo ahogue un gemido entre sus labios, recibiendo una mordida de su parte para que me callara, pero eso no fue suficiente. Empezó a presionar y mover sus dedos en círculos sobre mi clítoris haciendo que sintiera todo en un nivel más grande. Más sorprendente. Ella se recargó de lado para verme, su mirada, sus ojos azules miraban como arqueaba mi cuerpo al sentir su tacto, como hacia la cabeza para atrás y donde me tomó con su otra mano para ahorcarme delicadamente. Eso hizo que quisiera llegar a mi límite. No sabía que eso me excitaría, pero esa sensación de tener la mano ahí era algo más, era un control completo hacia todo, que hiciera conmigo lo que quisiera.

—¿Te gusta?

Susurró en mi oído de una manera tan sexy, con sus labios mojados mientras que sus manos seguían un ritmo. La mano debajo seguía un ritmo, fuerte y conciso mientras que la del cuello presionaba un poco más.

—Grec...

De repente bajó. Bajó los dedos metiendo uno en mí y la presión del cuello seguía un poco más fuerte. Con eso se volvió a subir en mi para mantener un ritmo. Cuando introdujo su dedo en mi se quedó un momento dentro mientras que yo me aferraba a la muñeca de su brazo en mi cuello para que no lo moviera. Después, empezó a entrar, ni tan lento, ni tan rápido. Todo mi cuerpo ardía, todo mi cuerpo estaba a punto de enloquecer, pero necesitaba más.

—Eso es... Que bien te ves así, muñeca, queriéndote controlar, queriendo sentir todo a la vez. Con mi mano en tu cuello, disfrutándolo, pero ese control no durara mucho, corazón. Déjate llevar...

Al decir eso, metió un segundo dedo haciendo que gritara, queriendo cerrar las piernas, cuando el gritó duró más de lo esperado y su mano quedó inmóvil entre mis piernas, pasó su mano a taparme la boca mientras yo recuperaba la respiración.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: a day ago ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Primeras veces #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora