Colombian Girl »Lewis Hamilton

capítulo 21.

Sofía

Ha pasado una semana.

Una semana.

Una semana de sentir caer por un barranco.

Una semana de ver cómo otro hombre me lastima. Por mi absoluta culpa

Ha pasado una semana desde que Lewis Hamilton me fue infiel.

Infiel.

Traicionó a mi frágil corazón.

Fue desleal a sus palabras.

Pero siento toda la culpa caer sobre mis hombros. No puedo sacar ese sentimiento de tristeza y opresión en mi pecho. Me subió al cielo y no me dejó caer, él me aventó

Ni siquiera cuando mi esposo me engañó y me hizo daño me sentí tan malo como lo hago en este momento. En esa época era dolor físico, me sentía sin vida, me sentía gris, hasta que conocí a Lewis.

Duele porque él me trajo a la vida de nuevo, me admiró, me tocó el alma, me dio cariño, me hizo sentir amada, deseada y merecedora de amor.  Me dio falsas esperanzas y eso me destroza el corazón.

Me hierve, me duele, me sangra.

Quiero nunca haberlo conocido. Quiero nunca haber vuelto a vivir.

Quiero desaparecer.

—Tía Sofi me puedo sentar a tu lado —Willow preguntó el día después de haber sido pisoteada por la realidad

—¡Yo también! —Kai se levantó de su silla y corrió a mi lado

—Deben de dejar espacio para el Tío Lewis, seguramente querrá sentarse con su novia —su madre me sonrió

—¡Llevamos esperándolo una hora!—el pequeño se cruzó de brazos

—Él dijo que no tardaba en llegar pequeñito —revuelvo su cabello

Esa mañana desperté con un mensaje suyo.

Creí que era una disculpa, pero no podía estar más equivocada.

«Estaré en casa alrededor de una hora para desayunar en familia. ¿Podrías ayudarle a mamá con la preparación? Cocinas delicioso, tal vez y le puedas enseñar una receta de tu país.

También asegúrate de que los niños se bañen antes de sentarse en la mesa, por favor y gracias»

¿Qué ahora era su sirvienta? Me cuestione en ese momento, sin embargo no respondí y mucho menos reproché, solo seguí su orden

—Buenos días familia —Lewis entró con una sonrisa de oreja a oreja —. ¿No es una increíble mañana?

—Maravillosa —respondí con sarcasmo

Él me ignoró y sacó unos pequeños ramos de flores y los repartió a su madre y sobrina.

Después de entregárselo a cada una, se acercó a mi con otro ramo, uno distinto al de ellas, un ramo de margaritas blancas, me lo entregó y me rodeó con sus brazos.

Su cálidos y fuertes brazos, dónde me había sentido segura en tantas ocasiones, pero ahora se sentía superficial

—Te quiero más que a cualquier cosa en el mundo —susurró en mi oído

Tuve que poner todas mis fuerzas para no romper a llorar en ese mismo instante. ¿Cómo se atrevía a decir eso?

Pero en ese momento una pulsación llegó a mi pecho, en ese momento su traición fue confirmada.