¿Bombas?

465 47 4
                                    

(9 pm - Tokio) Pov: Aída

Las luces de mi habitacion provocaron que abriera los ojos lentamente siendo un tanto cegada, espere unos segundos a que mi vista se ataptara a la luz y por fin visualice mi habitación, yo me encontraba acostada en la cama con una cobija a mitad del cuerpo.

Recuperaba el conocimiento cuando mi mirada se dirigio a el hombre en la esquina de mi cama.

-¿Número 2?- Fueron las palabras que salieron de mi boca y rápidamente sentí un dolor muy fuerte en todo el cuerpo pero principalmente en la cabeza que fue lo primero que sostuve con la palma de mi mano tratando de calmar ese dolor.

-Señora.- El se dio la vuelta para verme y se levanto casi de inmediato mediato.
-¿Se encuentra bien?- Pregunto con preocupación.

-¿Que paso?- Le pregunte aun sosteniendo mi cabeza con dolor.

-Su barco exploto, la encontramos casi undiendose al fondo por suerte el agua no pudo entrar lo suficiente en sus pulmones para ahogarla, pudimos salvar todo, no se preocupe.- Contestó con seguridad ante eso.

-¿Tom y Bill?- Cuestione ya que fue lo siguiente que me pasó por la mente al recordar el acto completo.

-Ellos están bien, duermen en su habitación...

-Número 2.- Lo interrumpi tomando el recuerdo de mi mente.

-¿Si?

-Dijiste que antes de navegar todo estaba marchando bien ¿Qué no se?

-Si, revisamos el barco 2 horas antes después de hablar con la policía de la bahía para asegurar todo.- Razco su mentón. -Creemos que alguien implantó las bombas en el transcurso de tiempo donde aún no abordadamos.- Afirmó.

-¿Bombas?- Arrugue la entre ceja con duda.

-Así es, encontramos residuos de pólvora explosiva, al principio creíamos que eran las armas, pero toda la mercancía seguía intacta en las cajas.- Contestó.

-Investigaremos eso mañana.- Le ordene.

-Por supuesto, todo estará listo para mañana. - Agacho la cabeza afirmando. Y estaba por salir de aquel lugar.

-2.- Hable.

-¿Hum?- Dio medio giro a su cabeza para verme de reojo.

-¿Entregaron todo?

-Si, señora.- Contestó y por fin salió de la habitación.

Y apesar de que el trabajo ya estaba hecho no me cabía en la mente quien pudo traicionarme de tal forma o más bien dicho quien de afuera pudo si quiera enterarse que aquellos barcos me pertenecían.

Y en mi mente estaban sospechas de mis hombres incluyendo a Tom y Bill Kaulitz quienes aseguraba, tenían intenciones con eso.

(9 am. Tokio)

Me revolvía en las cobijas de mi cama cuando mis ojos se abrieron por los rayos de sol traspasando las ventanas de mi habitación, de inmediato supe que era hora de levantarme. Lo hice.

A pasos arrastrados me dirigía a él baño para tomar una buena ducha, aun sintiendo un dolor inmenso en el cuerpo.

Deje que el agua resbalara por mi piel clara y con delicadeza pasaba el jabón por mi cuerpo.

HILO DE SANGREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora