Eramos solo dos.

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Tokyo - 2 meses despues...

Recordaba bien aquella platica hace tanto tiempo, y me parecía una ironía que cada día al despertar siempre la tenía en mente como si hubiera sido ayer.

Notaba bien que en las últimas frases que mencionaron los dos había ironía y sarcasmo, dos tipos diferentes de burla. El sarcasmo diciendo algo con burla y ciertos gestos "Yo no la conozco Bill." Y la ironía, diciendo realmente lo contrario a lo que quería decir "Yo tampoco Tom".

[...]

Los veía pasar por los pasillos, algunas veces en la puerta, otras detrás de mi persiguiendome, pero ellos nunca me veían a mi. Como era posible el silencio completo de ambos. Como podían si quiera no pensar en enfrentarme a la cara, parecía como querían pasar desapercibidos para no quedarse en ningún momento a solas conmigo. Parecía que huían de mi...

[...]

Pensé yo misma enfrentarlos, pensaba ordenarles que me vieran a los ojos, pero sentía una espinilla al recordar mi arrogancia, ignorancia y cinismo al hablarles. En cierto punto llego a darme asco el recordar besos y caricias de ambos.

Le di un vistazo a la puerta de la recamara de ambos. Mordía mi labio inferior con duda, trataba de tranquilizar mis nervios y con la garganta tragar los nudos para poder hablar, las palmas me sudaban tanto que me las limpiaba en la ropa.

Di tres toques.

-Esta abierto.- Era la voz de Tom. Y entre.

-Tom, sal un momento.- Ordene al aire sin verlo.

-JA, pensé que era número 1.- Me contestó y a un lado de mi salio sin decir más.

Y en cuanto se cerro la puerta detrás de mi voltee a ver a Bill, quien me veía confundido, analice su aspecto y su mirada con la cual no me topaba después de tanto tiempo buscándola.

-¿Y?- Rompió el silencio mientras se colocaba algunas pulceras en las muñecas.

-Tengo que hablar contigo.- Carraspee la garganta después.

-Claro, ¿a donde iremos ahora?- Me contestó ahora sin prestarle atención a mis movimientos, solo seguía en lo suyo.

-No es sobre alguna misión.- Le comunique.

-¿Entonces?- Soltó una risa nerviosa.

-Se que es tarde para pedir perdón...

-No, no quiero que pidas alguna disculpa o retomes el tema de hace tiempo.- Me interrumpió. -Solo espero que hayas notado nuestra distancia contigo en cuando a alguna platica más después del trabajo, déjalo así ¿Quieres?- Se comenzó a arreglar el pelo.

-¿Que es lo que pides entonces?- Di un paso al frente hacia el. -¿Más dinero?- Di otro más.

-¿Por que tanta insistencia ahora?- Rio burlon.

-Quiero de vuelta tu amistad Bill..- le confese.

Me dio una mirada confundido y arrugo las cejas.

-Oye Aída, ¿en algún momento pensaste en lo que hiciste?

-Se bien lo que hice Bill.- Chasque la boca. -Por eso vengo a arrepentirme.-

-Bueno, esta bien que te arrepientas, pero no acepto tus "disculpas"- Dijo con sarcasmo esta última palabra. -¿De que sirve? No tienes ni una idea de lo que pensé.- Soltó una risa.

-Algo con odio.- Afirme.

-Diría que fue algo más como desilusión, convertiste algo un tanto cautivador a completamente algo podrido.- Afirmó el.

Agache la cabeza. -Podrías conocerme un poco más.-

-Me basto.

-Bill...- Lo vi a la cara de nuevo. -Perdóname.- Le dije con una voz un tanto suplicante.

Ahora el se comenzó a acercar a mi a pasos firmes y sin nada de ante malo.

-Aida.- Conecto con mis ojos y por un instante sentí un brillo al verlo, ya esperaba aquel ansiado toque.- Te pido permiso para salir a una cita con una chica.- Relamio sus labios.

Desvie la mirada.-Vete.- Suspire derrotada.

Y sin más el se paso a un lado de mi para abrir la puerta y salir, sin embargo no quedo el silencio ya que otros pasos entraron a la habitación.

-¿Tanto influyó mi hermano en ti?- La voz de Tom sonaba en el cuarto junto a un chillido departe de una de las dos camas del lugar ya que el habia dejado caer su cuerpo completo.

-El se dio el tiempo de conocerme Tom.

-¿Lo suficiente?- Espetó. Me quedé callada un rato.

-Sabía lo que sentía.

-¿Sobre qué? ¿Sobre el como estas
sola?- Cuestiono al aire sin verme.

-¿Hablo contigo?

-No, Aida.- Se sentó sobre la cama para verme. -Se deduce solo. No te conoce, solo te dijo lo que seguramente todos piensan.- Chasqueo la boca y recargo sus manos en la cama hacia atrás. -Creo que no eres confusa después de todo.- Alzó los hombros.

-No me conoces.- Mostré una sonrisa cínica.

-Claro que no.- Se levanto de la cama orgulloso. -Pero fácilmente podría hacerlo.- Se acercó a mí hasta estar lo suficientemente cerca para alzar mi mentón. -Podría saber cualquier cosa de ti que nadie más, y todo por tus mismas palabras.- Soltó mi mentón sin cuidado.

-Seguro eres muy listo.- Solté una risa seca.

-Claro que no, solo...- Sonrío ampliamente. -Prefiero saber quien es a quien me folle con fuerza aquella vez.-Arrugó la entre ceja. -¿Por que no te vi?

-Por qué no me conoces...

-Por que no quería hacerlo.- Suspiro. -Quisa es estúpido, pero quiero saber ¿quién eres Aida?- De nuevo levanto mi mentón analizando un poco más de mi rostro. -No creo tenerte miedo, pero lo demuestro si busco alejarme de ti como Bill.- Sonrío de lado. -No creo que seas como dices ser.

Rei ante eso. -¿No demostré lo suficiente?- Ladee mi cabeza.

-A mi nunca me tocaste.- Sonrío con malicia y lo vi.

Mi arrogancia desapareció, quería quedarme callada, su actitud segura por fin logró bajarme la guarda.

-¿Y que pasa con tu hermano?- Cuestione mientras lo veía a los ojos.

-El no está interesado.- Aseguró.

Pov Tom.

No, no tenía un plan, solo quería arriesgarme y tenia razón en lo que dije, ella nunca me había tocado. Tal vez era el indicado para esa mujer tanto que estaba guiado a de nuevo tenerla en mis manos.

Ella era tan simple, claro que podía manejarla, Bill logró ser un cobarde con ella por que bien escuche la conversación de arrogancia contra arrogancia. Y el no lo manejo de la misma manera en que lo haría yo.

No quería a esta mujer, la deseaba y todos sus secretos, el que ella luciera peligrosa la hacia igual de deseable para mi.

...

HILO DE SANGREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora