Ride or Die © jjk

7th

i'm backk, ¿qué les está pareciendo RoD? 

7th: DEAL, RED?

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Mi cabeza empieza a maquinar incógnitas que no tuve al terminar la relación con JungHoon, porque pese a creer que yo estaba haciendo un excelente trabajo como novia, el mundo se me volcó patas arriba el día que me enteré de su engaño impredecible.

Recuerdo el sentimiento de furia que surgió en mi interior y el constante regaño que me daba a mí misma por no haber logrado que ese hombre al que confié mi vida, se enamorara de mí como me instó a creer. Pues no sólo me ocultaba sus salidas con prácticas que incluso su mánager cubría, sino que también estaba siendo el segundo bocado de la mujer que más odié en toda mi vida, detrás de mi madre.

Sin embargo, lo peor que puedo rescatar de aquel tiempo no es haber sido humillada por mi impulsividad, sino, haberme enterado que su primer engaño siempre estuvo frente a mis ojos y jamás pude verlo porque a ese le buscó maneras de no dejar migajas que me condujeran a la verdad que se empeñó tanto en ocultar de mí.

Y aunque sí, cambié una parte de mí para continuar con mi vida, la otra parte se pudre en odio por el resentimiento.

—Sigues pensando mucho, pequeña —la voz blanda de mi papá me saca de mis pensamientos una vez entra a la cocina. Tras la carrera de ayer, decidí que lo mejor era quedarme una noche en la casa de mi papá ya que no lo había visto desde hacía mucho tiempo—. ¿Puedes contarle a tu padre lo que te perturba, hm? Quiero escucharte.

—¿Es apropiado hacerlo? —sonrío de lado y bajo mi cabeza un poco, lo suficiente como para seguir viéndole mientras trago sonoramente. Un asentimiento de cabeza suyo me indica que puedo seguir hablando, motivo por el que antes de hablar, tomo aire—. ¿Crees que fue correcto regresar?

Se da el tiempo de sacar de su refrigerador un kimchi embolsado que ha de haber comprado en el supermercado para facilitarse el corto proceso de cocción que tiene para prepararse algo decente y me observa bajo la característica mirada enigmática que pretende indagar en su propio interior para obtener una respuesta que necesito oír cuando ubica la bolsa frente a mí sobre la isla en la que me recuesto.

—La gente nunca estará conforme con nada, Myah. —Sustenta tras haber descifrado en sus momentos de silencio que es tonto darle atención a algo que quiere inquietarme— Nuestras decisiones a veces no pueden salir bien, créeme, lo entendí gracias a tu madre —pretende bromear con ello para desprender la tensión de mis hombros, cosa que logra en menor tiempo de lo que espero, pues una vez me aprieta una de mis mejillas, río—. Quiero que recuerdes que la niña de esa foto —señala la foto que tiene en el refrigerador de cuando estaba en mis diez años y a todo le veía color—, creía en lo imposible; y nada te diferencia de ella, pequeña.

Observo a mi papá entre la fijeza unos segundos antes de que se convierta en el primero en romper el contacto visual para buscar en la alacena harina para kimchi mientras que recapitulo sus palabras. Muerdo mi labio inferior y bebo agua, ahogando la ansiedad insoportable que me genera pensar en mucho.

No es hasta que un mensaje me llega y lo noto por la vibración del teléfono en mi bolsillo trasero, obligándome a separar mi concentración momentánea. Lo tomo con el ceño fruncido y lo traigo hacia el frente por la inoportuna intromisión.