10th

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10th: DOUBLE SURPRISE
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Despierto por la mañana con el molesto recibimiento de la jaqueca matutina que me invita a jadear en negación a mi resaca obtenida por irresponsabilidad. No me encuentro espabilada aún, me cuesta abrir los ojos y el cuerpo pesa demasiado para no tener nada en él estómago.

El esfuerzo inhumano que hago para levantarme incluso es admirado por mí misma, ya que al frotar mis ojos con el dorso de mi mano derecha, frunzo el ceño por el abrumador olor a café que se presenta en mi habitación sin una causa que conozco.

Estoy usando una camiseta larga y nada en las piernas, sólo con mi ropa interior debajo de la enorme prenda con estampado desgastado del Rey León que me lleva a la mitad de los muslos. Supongo que fue lo que pude encontrar anoche con rapidez, y prefiriéndolo en lugar del vestido ceñido que usaba anoche.

Cepillo mi cabello sin mucha fuerza, optando por dejarlo de la misma manera que está al natural. Me adentro a mi baño, hago lo esencial de cada día en mi rutina y salgo descalza a contestar las preguntas que tengo en mi cabeza, empezando por el olor en todo mi apartamento y después continuando por el repentino apetito que se presenta.

—¿EunYeong? —no sé si es porque mi cabeza esté jugando en mi contra o es que en realidad tengo mucha hambre que empiezo a imaginar cosas en lugares donde no las hay, pero de lo que sí estoy segura es que conozco a la perfección ese cabello negruzco que suele ser tintado al haber entrado en la temporada de vejez. Mi abuela gira en su lugar y no hay nada más que me confirme su presencia, más que su risueña personalidad— ¿Qué...? ¿Qué haces aquí? ¿Cómo...?

—Enviaste un mensaje anoche, muy tarde —dice ella, moviéndose por mi cocina descuidada que en estos momentos parecía ser usada a diario. Rompe dos huevos en un bowl y los revuelve con ayuda de un tenedor, supongo que debido a mi escasez en utensilios esenciales para la preparación de alimentos—. Deduje que se trataba de una resaca cuando tu «S.O.S» fue lo primero que vi al despertar.

Cierro los ojos con fuerza y me tiro el cabello hacia atrás, dándome represalias internas por haber acudido a ella en ese estado. Porque pese a que mi abuela no lo emplea con resentimiento por haber arruinado su mañana, siento que pudo invertir mejor si tiempo en lugar de cuidar a una joven que excedió la cantidad de copas que podía soportar en una noche.

—Maldición... —pronuncio, apenada—. Lo siento mucho, no creí que...

—Oh, querida —avanza con rapidez hacia mí y me acaricia la espalda como un acto reconfortante que pretende quitarme el bochorno de encima—, no es precisamente la bienvenida que quería darte, pero no creo que haya algo mejor que cuidar de ti. Está bien —sus manos me toman del rostro y mi atención recae en sus ojos oscuros que no fueron heredados a mi padre. Me besa la frente para regresar a lo suyo—. Hice sopa, también hay arroz. Prepararé tortillas de huevo y onigiri.

—EunYeong, no era necesario, en serio —insisto.

—Un atleta siempre debe alimentarse bien, Myah —dice y finalmente asiento para no quitarle la ilusión que tiene de ofrecerme algo que mi madre jamás pudo darme: una comida hecha en casa. Se me hace surrealista ver a mi abuela pasearse por mi cocina con alegría que sonrío por inercia—. He comprado verduras y frutas para que las consumas en intervalos, ¿sí?

Vuelvo a asentir, ya que me vio esperando a que lo hiciera.

—Te devolveré el dinero —sirvo agua en un vaso que no está tan lejos de mí.

—No es necesario, querida —posa el bowl con sopa frente a mí y, al lado, pone el tazón de arroz humeante. Entonces niega con su cabeza al tener las manos libres—. Sé que tienes mucho dinero, pero yo también recibo un buen bono del gobierno. —Presume con orgullo— No quiero que me devuelvas nada, simplemente disfruta la comida sin remordimientos; me haría muy feliz.

Ride or Die © jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora