Capítulo Tres

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Temprano por la mañana Rock Lee y Karim bajaron a desayunar para luego dirigirse a la prisión estatal. La mañana se presentaba con fuertes lluvias, al llegar al Correccional, Rock Lee estacionó su Mondeo lo más cerca de la entrada, apago el motor y miro a Karim, solo se escuchaba  el ruido de los limpiaparabrisas y la lluvia caer sobre el auto, en el aire se podía sentir el nerviosismo de la pelirroja.

--Si quieres renunciamos a esto. Solo basta decir que yo no pude...

--No, es solo... una mujer entre tantos hombres... no es nada.--

Lee apretó la mano de su compañera haciéndole entender que comprendía su temor; ella... a veces los tenía; la miro de una manera franca.

-- Si algo malo pasa, juro protegerte hasta con el último aliento de mi vida, vamos...

Los muros de la prisión eran fríos y de un color verde que se empeñaban en resaltar aún más el frío. A Rock Lee ese color le sentaba bien, pero no era el mismo de antes, lo sentía pálido sin vida, abrocho su impermeable para sentir algo de calor, quizás sí, estaba perdiendo la juventud que brillaba en él.

Dos guardias los acompañaron hasta la sala de entrevistas,  se sorprendieron cuando en el centro de la sala, sentado con las manos encadenadas a una mesa  estaba el reo esperándolos.

----Llegan a tiempo--- sonrío Kakuzo --Bienvenidos a mi hogar, espero que lo hayan recibido bien, esta prisión, no se honra por su cordialidad ..

----Soy Rock.

----Se, quienes son...----interrumpio el preso, de manera burlona-- empecemos a trabajar, tengo los días contados.

--Bien, entonces empecemos. ¿Cómo era de niño?

--No, no y no--dijo meneando la cabeza--Yo era un hombre normal y bla bla bla pero... decidieron traicionarme.

El semblante del condenado cambio, su humor negro paso a ser vengativo.
Rock Lee entendió eso.

Las dos horas pasaron rápido. Kakuzu conto los motivos que había llevado a realizar sus asesinatos. En todos, él nunca era el culpable, siempre justificaba esos actos con algo de traición.
Mientras Karin realizaba varias caricaturas para luego presentárselos.
Kakuzo aprobó todos dibujos.

Llegados al hotel. Rock Lee permaneció vacilando entre sus pensamientos. ¿Hasta qué punto una persona era capaz de cambiar por una traición?; él no se sentía muy distinto, había cambiado desde que ella habia decidido irse con otro...eso sí, pero llegar a tanto.
Posicionó sus dedos en el teclado de la netbook y escribió, las palabras fluían.
En el aire se olía a juventud.
Eso Karim lo sintió.

Por la tarde el sol disipó los nubarrones y alumbró con todo su esplendor, después de trabajar un largo rato se vieron libres por lo que decidieron salir a pasar la tarde por ahí, recorrer la ciudad.

-- Este tipo es extraño, si hasta parece inocente-- dijo Karim.

-- Si, pero solo se justifica.- o eso creía Rock Lee.

A la noche una ligera cena y a dormir.

Un amor para Rock LeeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora