Capítulo 10:

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Jude tenía pensado esa noche acudir de nuevo al salón en donde se disputaban las peleas clandestinas de boxeo, con la esperanza de poder volver a cruzarse con la misteriosa, pero popular: lady enmascarada. En verdad, había algo en esa mujer que llamaba demasiado su atención; todo de ella le recordaba a alguien especial. Sus gestos, su postura, su silueta. Había algo familiar en ella, y por un momento, una persona se le cruzó por la cabeza. 

Maggie.

Pero Jude descartó aquella idea de inmediato. No podía y no debía ser Maggie. De solo suponer en que ella pudiera estar rodeada de tanta gente desquiciada se le helaba la sangre de pánico. 

No y no. No podía ser ella. 

Además, ¿cómo podría ser ella aquella mujer? Maggie no tendría la suficiente valentía para acudir a esos sitios a escondidas de su familia, y de Emile ¡por todos los cielos! ¡Emile! 

No, no podía ser, esa idea debía desterrarse de su cabeza. 

Ayer por la noche, mientras se hallaba en el Teatro Royal Opera House, sentado junto con Maggie, pudo apreciarla de más cerca y con detenimiento, pudo ver sus gestos, su manera de observar aquella obra que se estaba realizando frente a ella, la analizó con una profundidad intachable, y por un rayo de segundo, pudo tener un recuerdo corto de lady enmascarada, observando aquel combate que se había realizado el día en que él tuvo el placer de conocerla. 

Respiro profundo mientras se hundía más en el asiento de su carruaje, mientras iba rumbo al combate de boxeo, que se iba a llevar a cabo esa misma noche en el mismo lugar de siempre. 

Iba con la intención de verificar si sus dudas y teorías eran ciertas. Quería dejar en claro que lady enmascarada no se trataba de su querida Maggie. 

No podía, pero, ¿y sí lo era…? 

La sola idea le aterrorizó y lo hizo temblar en su asiento. 

Aparte de que corría un fuerte rumor de que la tal lady enmascarada y aquel mulato, que la seguía como un cacharro a todas partes, tenían una aventura amorosa. Eran amantes. 

Jude cerró con fuerza sus ojos, y apretó su mandíbula con indignación. 

Maggie no era lady enmascarada y esa noche debía dejarlo en claro. 

Miró por el vidrio de su carruaje, y visualizo la penumbra sombría que los cubría esa noche. Se encontraba lloviznando mínimamente, y todo se percibía nebuloso. 

En su mente solamente pasó: Y sí Maggie en realidad solo quiere casarse con sir John Lucas para ofrecerle una mejor vida a ese tal mulato. A su amante. 

Tenía sentido, tenía demasiado sentido.  Maggie no quería a sir John Lucas, pero, había algo que la llevaba a tomar esa decisión, la determinación de aceptar casarse con ese hombre. 

¿Sería eso acaso? Sería que Maggie lo hacía por su amante; por el mulato. 

Eso significaría que Maggie en verdad estaba enamorada del mulato. 

Pero qué estupideces estaba pensando, se dijo así mismo, ni siquiera tenía la certeza de que en realidad Maggie fuera aquella mujer misteriosa. Se estaba haciendo muchas ideas estúpidas en la cabeza. 

Estaba desesperado por llegar, solamente al ver a lady enmascarada, él sabría si su suposición era cierta; si Maggie era lady enmascarada. 

Y rogaba a todos los dioses que pudieran existir, que Maggie no fuera aquella mujer enmascarada. 

Al llegar, bajó del carruaje y le indicó a su lacayo que lo esperara allí mismo. El hombre asintió ante su pedido, mientras que Jude se aventuró a ingresar al enorme salón en donde solían desarrollarse los combates de boxeo. 

La apuesta de un vizconde. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora