Capítulo 61

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Sujeto con fuerza su cuerpo negándome a que me afecte verla así, convenciéndome de que lograré sacarla de esta mierda

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Sujeto con fuerza su cuerpo negándome a que me afecte verla así, convenciéndome de que lograré sacarla de esta mierda. «Puedo con esto» Me repito cientos de veces al verla sollozar, aprieta los ojos y las pesadillas la abarcan, sus lamentos me estremecen, los ojos me arden y el pecho se me comprime, la mente me sigue reproduciendo su imagen bestial, reconociendo de lo que es capaz, persuadiéndome de que debo romper mi promesa con tal de mantenerla a salvo de sí misma.

La herida en mi hombro no para de sangrar por lo que Jared me pone su mano tratando de contener la sangre, pero lo empujó detallando nuevamente el rostro de Alena, viendo como volvieron a joderme. «¡Hija de perra!»

—¡Dejame cubrirte la herida maldita sea! —me suelta enojado—. ¿Realmente te ibas a dejar matar por ella? ¿Tanto la amas como para dar tu vida? —sigue y no sé porque hace preguntas pendejas si hace mucho ya tuvo esas respuestas.

No le respondo sigo mirándola detallando al único ser humano que puede lastimarme, por el único que soy capaz de volver el mundo mierda contal de mantenerla a mi lado, lo dije, ella es la única capaz de destruirme, mi vida depende de la suya y por mucho que me joda siempre va a ser así.

—¿Contrataste a los mejores? —le pregunto y asiente.

—Los especialistas han revisado su caso, analizaron su sangre y las pastillas que toma, según los médicos el ZIP es una droga muy complicada que de ser administrada erróneamente puede enloquecer al paciente, debes prepararte Alexander, no será fácil.

«Puedo con esto»

Esto no puede vencerme, ella es fuerte, es resiliente y sé que lograra sobreponerse, así me cueste lo que me cueste voy a curarla. Llegamos al centro de rehabilitación que mande a construir para que los mejores especialistas se encargaran de Alena, ha estado listo desde hace unas semanas pero me negaba a proponerle internarse, ella me hizo prometerle que jamás volvería a un centro psiquiátrico y aunque es diferente sé que no lo iba a aceptar.

Salgo con ella en brazos, el personal me recibe y las ambulancias trasladan a la rubia y a la maldita perra dentro, seguidas de Alexandra quien mira a Alena con temor.

—Haz que te revisen esas heridas y apenas te sanen vienes a verme —le indico y asiente, entramos al centro y dejo a Alena sobre una camilla.

—Déjenos atenderlo, la señorita se encuentra en buenas manos —me dice un enfermera pero me rehusó a apartarme de Alena, tomo su mano ignorando a la enfermera.

—Dejate tratar esa puta herida o voy a hacer que te ceden para que te dejes atender —me dice Jared.

—¡No es nada maldita sea! Estoy bien.

—¡No eres inmortal maldito cabrón! Atiende esa herida, me quedaré con ella, no la voy a dejar sola así que ve —me dice y para que deje de joderme me voy con la enfermera, la sigo por el gran pasillo blanco, paso por los laboratorios donde los médicos me observan, sigo mi camino viendo las habitaciones de cristal mismas que tienen como vista un jardin de azafranes y tulipanes, así como pericos azules.

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