Capitulo 23: Te Amo...

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Regresaba a mi casa después de unas horas

Llevé a mis hijas y a las hermanas al pueblo por petición de mis esposas

Se supone que fue porque tenían unas cosas que discutir, pero que necesitaban de cierta privacidad para hacerlo

Sigo pensando por qué no salieron a un picnic o a un café para su reunión

Bueno, realmente no me arrepentía, pude llevar a las chicas a una plaza que habían inaugurado apenas en el pueblo

Comimos, fuimos a ver una película e incluso aproveché y les compré algunas cosas

Azúra salió ganando, con una consola de videojuegos, bastante cara en mi opinión

Por su parte, su hermanita únicamente parecía extrañada de dicho disfrute, no la culpo, posiblemente no comprenda sus gustos

De hecho, ella salió con unos cuantos peluches y algunos caramelos

Por parte de las otras chicas, casi todas compraron ropa, salvo pequeñas excepciones como Marie, la cual me pidió dinero, desapareció un tiempo y cuando volvió traía sus compras en una bolsa

Me ofrecí a llevarla por ella, pero se negó sospechosamente, sin siquiera dejar que viera o supiera lo que había comprado

Extraño...

Bueno, también recuerdo que la Glaceon compró un bonito sombrero playero, lástima que últimamente no habíamos podido ir, pero por lo menos ahora ya tendría uno para la próxima

Perdón, me fui por las ramas

Una vez llegamos a la casa, las chicas se fueron cada una por su lado, excepto por mis hijas

Cada una quería presumirle a su respectiva madre los "regalos" que me habían estafado

Aunque no esperaban la vista que las esperaba...

Por lo menos la zeraora

Ya que por parte de Daniela, la cinderace salió de la cocina, recibiendo felizmente a su hija y llevándola rápidamente hacia su cuarto para que le mostrara todo lo que había dentro de las 3 bolsas que llevaba

—oh, ahí están— Dijo la Atzrhyr con cierta incomodidad desde la comodidad de un sillón en la sala

—mama~— dijo alegremente balanceándose hacia la pokémon, deteniéndose apenas a unos metros con extrañeza —estás bien?—

La Zeraora mayor yacía tiesa, intentando no ejercer ningún movimiento o mejor dicho, evitaba mover cualquier parte de su cuerpo desde su espalda baja hacia abajo

—s-si mi vida, solo me esguincé la cadera y las chicas me ayudaban a recuperarme— respondió forzando una sonrisa —que tienes ahí?—

Preguntó con cierta curiosidad, viendo como una esquina una caja se asomaba desde la espalda de su hija

La menor posó su consola sobre el reposabrazos del sillón

—mi papá me la compró por fin— respondió con alegría —y me compró un par de juegos más— continuó, sacando un par de pequeñas cajas de una bolsa más pequeña que cargaba yo

Atzrhyr posó sus ojos sobre mí, procediendo a hablar tras un pequeño gemido —hija tuya tenía que ser— sonrió, esta vez tomando la mano de su hija —preciosa, quieres subir y buscar un lugar donde instalarla para que tu padre pueda ayudarte?—

Azúra asintió felizmente antes de subir hacia su habitación con sumo cuidado

—ok, ya se fue, que pasó— pregunté una vez escuchamos su puerta cerrarse

Una familia un poco raraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora