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"  El silencio es para la gente muerta, Roro

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" El silencio es para la gente muerta, Roro. Si está casa es tan ruidosa, como tú dices, es porqué todos los que vivimos aquí estamos vivos. Si a ti no te gusta todo el ruido qué hay aquí, puedes irte, las puertas siempre estarán abiertas para cuando decidas largarte".

Su madre siempre se lo repetía, le repetía que el silencio era para las personas muertas, los vivos tenían que ser ruidosos, molestos y un poco agobiantes, sino, ¿para que estaban vivos?

Ser silencioso era como ser un muerto en vida. Y Roro era una.

Era una muerta en vida desde los cinco años. Vivir con sus tíos en esa pocilga le había quitado todo el ruido a su vida.

Si ella estaba rodeada de ruido, no necesitaba ser ruidoso por su cuenta. No necesitaba tener ruido propio. Con ese pensamiento había crecido y con ese pensaba que iba a morir.

No necesitaba relacionarse con personas, pues las personas eran ruidosas. Tampoco necesitaba escuchar música, pues la música también era ruidosa, mucho menos necesitaba convivir con animales, ellos no saben hablar, así que el ruido es su manera de comunicarse.

Ruidoso, ruidoso, ruidoso.

El nuevo entorno de Roro no era ruidoso.

Ella se encontraba sentada en la gran y cómoda cama, con la espalda pegada de la pared mientras abrazaba sus rodillas y las lágrimas seguían sin parar.

Roro estaba llorando en silencio porqué estaba asustada, se encontraba encerrada en una habitación que no era la suya y eso le asustaba, mucho, demasiado.

Su habitación no era rosa, sus padres decían que era un color demasiado aniñado. Esta estaba pintada de rosa, un rosa precioso.

Su habitación no tenía peces Koi como parte de la decoración, a sus padres no le gustaban los peces. Esta habitación estaba llena de peces falsos.

Su habitación no era tan silenciosa, a sus padres no les gustaba el silencio. Esta si.

El silencio era para la gente muerta y ella lamentablemente, estaba viva.

Viva y encerrada.

Había hecho de todo minutos atrás, había llorando mientras golpeaba la puerta con la esperanza de romperla, había gritado hasta que sus cuerdas vocales le dolieron, había intentado rasguñar la puerta y a causa de eso perdió cuatro de sus diez uñas, ahora sus manos sangraban y su garganta dolía, su cara estaba roja debido al llanto y nadie en la planta de arriba parecía escucharla.

Era un lugar tan silencioso.

Tan silencioso que le aturdia.

Roro nunca pensó querer el ruido. Roro nunca pensó querer ruido en su vida, pero ahora que se encontraba en este cuarto tan silencioso, quería el ruido de vuelta, quería el ruido en su vida.

—Quiero volver a casa. —murmuró para ella misma, permitiéndose empezar a sollozar por primera vez en muchos años.

Permitiéndose ser ruidosa.

Y mientras ella lloraba, TaeSan en la planta de arriba estaba reconsiderando sus acciones.

Por fin había obtenido lo que tanto había querido, por fin tenía a Roro para él y sólo para él.

Pero se sentía un poco culpable.

Sabía que ella estaba llorando, la había visto por las cámaras que había instalado en la habitación y podía monitorear desde su teléfono. Eso le dolía, le dolía que Roro llorara por su culpa, eso le removía el estómago.

Soltó un gruñido de molestia, las manos de Roro sangraban y la puerta antes blanca ahora estaba manchada. Él quería bajar y curarla, explicarle que la había secuestrado porqué le amaba demasiado y llenarla de besos, aunque sabe que eso no va a pasar.

Roro no dejaría que un monstruo cómo él la tocara, TaeSan estaba más que seguro.

—Tal vez no sea tan malo... Al igual que mamá, ella podría acostumbrarse. —se dijo a sí mismo, tratando de consolarse.

Si corría suerte y Roro era como su madre, en cuestión de seis o ocho meses se acostumbraría a su nueva y silenciosa vida.

O quizás Roro se acostumbre en menos tiempo.

O quizás tarde años en hacerlo.

O quizás nunca se acostumbre.

De cualquier modo, acostumbrada o no, ella estaría con TaeSan por el resto de sus días, así cómo Amelia; su madre, se acostumbro a SungHoon, su padre.

—Al final papá tenía razón. —murmuró para sí mismo, soltando un pequeña risa segundos después.—, después de todo, si soy un monstruo asqueroso igual que él.

TaeSan suspiró, cubriendo su rostro con ambas manos, necesitaba organizar sus ideas y ordenar un poco sus sentimientos.

Pero si de algo estaba seguro, era de que no se iba a arrepentir. Él estaba claro de que Roro y él eran el uno para el otro, y ahora que la tenía para él y solo para él, nadie podría interponerse en su camino.

Mucho menos después de todo lo que hizo por ella.

—Mi casa no es ruidosa, pero lo silencié aún así, lo hice por ella. —dijo en voz baja—, no solo para que Roro no escuchara los ruidos de la calle, sino también para que no escuchara los llantos de mamá, para que los llantos de mamá no la molestarán... Espero que ella sepa apreciarlo.

vamos de mal en peor y de peor en horrible ( el último párrafo lo escribió annye y yo agregué dos cositas, SLAYYYYY )

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vamos de mal en peor y de peor en horrible
( el último párrafo lo escribió annye y yo agregué dos cositas, SLAYYYYY )

espero q les guste la actu :33

𝘆𝗼𝘂𝗿 boyfriend Donde viven las historias. Descúbrelo ahora