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Roro no entendía nada de lo que estaba pasando

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Roro no entendía nada de lo que estaba pasando. Por más que lo pensara, por más que le diera vueltas y vueltas en su cabeza, seguía sin entender que había llevado a TaeSan a encerrarla en un sótano lleno de sus cosas favoritas y sobretodo... Un sótano silencioso en el que no tiene una noción exacta del tiempo.

Pero ahora supone que es de mañana.

Sus dedos seguían doliendo bastante, pero eso no fue impedimento para que siguiera el consejo de TaeSan y se diera una ducha.

Realmente no quería ducharse, solo para sentir que de alguna manera estaba "peleando" contra TaeSan, pero con el pasar de los minutos se comenzó a sentir pesada y asfixiada en su silenciosa suciedad.

No se le había pasado el enojo, pero al menos estaba limpia y con ropa nueva puesta. Le parecía escalofriante el hecho de que TaeSan supiera qué talla de brasier usa, pero tampoco quería pensar demasiado en eso pues no quería ponerse aún peor.

Se sentó en la orilla de la cama, la cual al igual que su anterior conjunto de ropa, tenía manchas de los restos de comida de ayer en la noche. Inconscientemente llevo uno de sus dedos a su boca, sacándolo de allí al segundo de morderlo pues lastimó sus heridas.

Apretó los labios, sintiendo el pequeño impulso de patear algo o volver a morderse el dedo pero esta vez de manera intencional, pero estaba segura de que si lo intentaban, TaeSan se desquitaría con ella.

Suspiró y luego se recostó sobre la cama, ¿cómo estaría sus padres?

¿Están preocupados?

¿No pueden dormir pensando en ella?

¿Estarán esperando que pasen las 72 horas correspondientes para iniciar una búsqueda?

O simplemente están recostados en el amplio sillón de la casa mientras fingen que nunca tuvieron una hija llamada Roro.

O mejor aún, que nunca tuvieron una hija.

Roro volvió a suspirar. ¿Qué horas eran?

Probablemente ya estaba amaneciendo... O probablemente solo sean las tres de la mañana y ella está comenzando a delirar por la falta de sueño.

Cerró los ojos al verse sin otra opción, y en cuestión de segundos, terminó dormida.

Después de todo, eso era lo único que podía hacer para evadir un poco su realidad.

Después de todo, eso era lo único que podía hacer para evadir un poco su realidad

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𝘆𝗼𝘂𝗿 boyfriend Donde viven las historias. Descúbrelo ahora