Reencontrarme con mi mejor amiga y Matthew ha sido algo que me ha alegrado demasiado desde que llegué a aquí. El solo hecho de poder hablar sobre mis días y poder confiar en alguien es algo que ahora mismo apreció mucho más que antes. Debo admitir que en el poco tiempo que he pasado lejos de ellos, les he echado demasiado de menos. Nunca pensé que echaría de menos tanto mi antigua vida; la que tanto trabajé por dejar atrás...
Adele, Matthew y yo hemos pasado horas recorriendo los sitios más turísticos de la ciudad y la pareja ha recopilado un buen tesoro de recuerdos para ellos y para regalar a sus familiares. De vuelta en el coche, dejo que Adele trastee con la pantalla de mi coche y ponga la dirección del bar al que me quieren llevar.
Después de callejear por las imposibles y estrechas calles de la gran ciudad, por fin llegamos al bar y casi de milagro aparcamos muy cerca de la entrada. Al ver la fachada del sitio, me extraña mucho que sea nuevo, ya que este tiene pinta de llevar generaciones abierto y la estructura es de una madera muy rústica y dañada. Al entrar me doy cuenta de que no es un bar común, me han traído a un pub sofisticado a las afueras de la ciudad repleto de gente adinerada.
Caminamos por la estancia buscando un sitio donde sentarnos y me fijo en las personas que están sentadas por toda la habitación. Se las ve elegantes y de buen estatus, aunque la mayoría son señores mayores con caras bastante amargas y mujeres muy jóvenes para estar con ellos por gusto.
Finalmente, nos sentamos en un sillón redondo acolchado de cuero granate oscuro y desgastado, con una mesa de ébano igual de dañada que la madera de la fachada del local. Ojeamos la carta durante un rato; yo rápidamente tengo claro lo que quiero, pero mi mejor amiga y su pareja aún siguen discutiendo porque se van a pedir cada uno.
Entonces decido escanear el local de nuevo con más detenimiento. Enfrente nuestra hay más sillones sofisticados ocupados por ricachones que debaten temas complejos y sociales. A la derecha, una pared repleta de cuadros y titulares de periódicos antiguos referentes al pub. A la izquierda, vislumbro una zona un poco más oscura que parece ser un VIP donde hay una barra enorme llena de todos los tipos de alcohol caro que uno se pueda imaginar.
Y es en ese momento cuando mi mirada se cruza con unos ojos claros penetrantes. Él me mantiene la mirada y yo no soy menos. Tiene el pelo rubio almendrado peinado hacia atrás y la camisa azul oscuro que lleva se amolda perfectamente a su musculoso cuerpo, mostrando la parte superior de su marcado pecho. Su mandíbula es afilada y sus ojos parecen analizarme de la misma forma en la que yo lo estoy haciendo con él. Siento como su mirada me desnuda sin pudor alguno y frunzo levemente el ceño al sentirme expuesta; parece darse cuenta porque sonríe con una dentadura perfecta y se lleva a la boca un trago de su bebida cobriza. ¿A qué intenta jugar conmigo?
—¿Tú qué te vas a pedir, Cycy?
La voz de Adele hace que rompa esta batalla de miradas con aquel desconocido.
— Perdona, ¿qué? —estaba tan absorta que no he escuchado ni una palabra de lo que ha dicho.
— Que qué te vas a pedir, Cy. —ríe levemente y creo que se ha dado cuenta de lo ocurrido.
—Una copa de Cut Zinfandel.—un vino exquisito del que he escuchado hablar a mis compañeros de la oficina.
—Ummm yo creo que me voy a pedir un Cosmopolitan, ¿y tú, amor?—gira la cabeza para dirigirse al rubio.
—A mí me apetece un Tom Collins.
Ya con todas las bebidas decididas, mi amiga me obliga a ir a pedirlas a la barra. Definitivamente, se ha dado cuenta y no es para nada idiota.
ESTÁS LEYENDO
𝐒𝐀𝐍𝐆𝐔𝐈𝐒 𝐂𝐑𝐘𝐒𝐓𝐀𝐋
RomanceCyrenne acaba de mudarse a Nueva York, escapando de su ciudad natal, Texas, para comenzar su nueva vida como investigadora en una oficina de policía. Lo que no se espera son los extraños sucesos que la persiguen tras la puerta de su piso y todas las...