𝐂𝐀𝐏Í𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐈𝐗

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Alguien llama a la puerta del baño.

—Pronto estará la cena, no tardes en bajar, Cyrenne.

La fría voz de Matthew me saca de mis pensamientos. Bueno, teóricamente no. Llevo un rato sumida en el reflejo de mi espejo, observando cada detalle de mi rostro y acariciándome las ahora notorias ojeras bajo mis ojos, poniendo el foco de atención en su oscuro color y en lo pronunciadas que están. Estas muestran físicamente mi deplorable estado de cansancio y agotamiento en el que estoy sumida por culpa de la oficina. El Sr. Roberts y su hija realmente son los monstruos que me atormentan en mis pesadillas, mis verdaderos problemas en la vida real son en gran parte causados por ellos. Nunca pensé que mi vida seguiría siendo así tras mudarme a Nueva York, tan pesada y consumiente como mi antigua vida en el orfanato. ¿Por qué siempre tiene que ser así? ¿En algún momento seré verdaderamente feliz y dejaré de lado todos los malos sentimientos que siempre están presentes en mi rutina? Llevo haciéndome esta pregunta desde que empezaron los maltratos de mi madre, pero realmente nunca he conseguido darles respuesta.

¿Llegará acaso el día que sí?

Aunque me esté observando en detalle, llevo desde que he salido de la ducha escuchando la conversación que tenían mis amigos y los padres de Matthew.  Están hablando de los tíos de Matthew y de su situación actual tras el fallecimiento de su hijo, parece ser que están devastados y no tienen ni fuerzas de acudir el viernes al funeral. Todos lo están pasando fatal, y siendo ellos mi familia este pensamiento me consume. Siento un leve pinchazo de dolor en el corazón y sé que debo hacer algo para que esta situación cambie, aunque sea temporal, pero que haga que se olviden de lo que está pasando tan solo por un día, un mísero día donde desconecten. Debo hacerlo, ellos han hecho demasiadas cosas por mí durante todos estos años, es lo mínimo que puedo hacer por ellos, distraerles. Es por eso que, mientras me visto rápidamente, maquino un magnífico plan que pienso poner en marcha mañana. No tardo demasiado en tenerlo listo y la primera fase de este toma lugar ahora mismo, en la mesa del comedor. Bajo las escaleras relajada, adentrándome poco a poco en la atmósfera de tensión palpable que hay en la planta baja de la casa. Repaso mi diálogo premeditado para que todo salga bien, caminando con la mirada firme y amable hacia mi sitio.

Tomando asiento en la pequeña mesa repleta de comida humeante y deliciosa, me tomo mi tiempo de interpretar las miradas de los que allí se sientan, evaluando las probabilidades de que la primera fase de mi plan sea superada con creces. Al ser criminóloga sé que los ojos son los que hablan la verdad cuando la boca solo dice mentiras, es la única forma inconsciente de revelar nuestros verdaderos secretos. La mirada de los padres de Matthew me transmite profunda tristeza, pero a su vez fuerza, ya que son los que tienen que permanecer como pilares para los demás de la familia; o eso es el papel que ellos han creído tener asignado como obligación. En cambio, la mirada de Adele grita en desesperación por el dolor que está viendo a su alrededor y se culpa por lo ocurrido, como si realmente quisiera absorber el sufrimiento de las venas de todos y asumirlo como suyo; realmente me parte verla así. Pero la mirada de Matthew... tan solo la he visto una vez. Esos ojos los he visto en otro sitio... en un espejo. Su mirada me recuerda al momento en el que un policía se sentó junto a mí en un banco de mi porche cuando tan solo tenía 11 años y me dijo la noticia que me marcó para el resto de mi vida como una herida que nunca sanaría. Sus palabras siguen repitiéndose día y noche como un disco rayado que no quiere dejarme dormir.

—¿Más salsa, Cyrenne?

—Uhm, ¿qué?—la voz de Meredith y sus preciosos ojos esmeralda me observan con dulzura, aunque oculten un gran dolor.

—Te decía que si quería más salsa, querida.

—Oh, sí, sí, muchas gracias.—sonrío mostrando levemente nervios, estaba distraída leyendo a los demás que no me di cuenta de que seguía sentada con ellos.

𝐒𝐀𝐍𝐆𝐔𝐈𝐒 𝐂𝐑𝐘𝐒𝐓𝐀𝐋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora