𝐏𝐑Ó𝐋𝐎𝐆𝐎

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Las calles de Nueva York a estas horas parecen deshabitadas. Los pocos transeúntes que me cruzo están bajo los efectos de alguna sustancia o son prostitutas. Es increíble cómo una ciudad puede cambiar tanto en la noche, cuando el sol cae y la verdadera faceta de las personas es expuesta.

Me abrazo a mí misma mientras me tintinean los dientes de frío y el vapor caliente de mi aliento sale de mi boca, haciendo parecer que me estoy fumando un cigarrillo. Aunque lleve mi cazadora puesta, el frío de la calle hace que todo mi cuerpo tiemble por la temperatura. Nada más llegar al rellano del portal, mi cuerpo se relaja un poco, se nota que hace mejor temperatura. Subiendo por el ascensor me miro en el espejo, ha sido un día largo en la oficina... El nuevo trabajo, mi nuevo piso, la ciudad...todo ha cambiado en menos de 4 meses. Hace nada me estaba graduando de mi carrera de criminología y ahora me encuentro aquí; en una nueva ciudad, sola, a cientos de kilómetros de mi ciudad natal y lejos de todo lo que antes formaba parte de mi día a día. Lo más difícil para mí de este gran cambio es sin duda mi nuevo trabajo. Sí, se me da bien, pero me cuesta mucho congeniar con mis nuevos compañeros y adaptarme a mi nuevo horario. Hoy he salido tarde por culpa del último caso que ha llegado a la oficina, una chica hallada misteriosamente en su departamento degollada. Es bastante intrigante ya que no se han encontrado evidencias de quién ha podido ser o de cómo ha entrado.

El "din" del ascensor me saca de mis pensamientos y me hace volver a la realidad. Nada más llegar a mi departamento, dejo mis cosas en el perchero y me dirijo a la cocina; necesito una copa de vino... Mientras vierto el líquido color granate en la copa de cristal, unas pequeñas salpicaduras de la bebida manchan mi encimera de mármol blanco. Me quedo observándolas durante un rato, dándome cuenta de la semejanza de estas salpicaduras a la sangre humana.

"¿Cómo se sentirá morir desangrado?"

"¿Cuán fácil es manchar algo tan puro como el cristal con algo tan infame como la sangre o la muerte?" 

Sacudo de mi cabeza esos pensamientos y me termino mi copa; necesito descansar cuanto antes. 

Arrastro los pies hasta llegar a mi dormitorio y ya allí me dejo caer en la cama; buscando el descanso que tanto he ansiado durante todo el día. Desde que me mude, siempre por las noches he notado una atmósfera pesada antes de irme a dormir; como si algo o alguien estuviese ahí conmigo, observándome.

Dejándome llevar por mis pensamientos, me sumo en un plácido y profundo sueño que me deja por fin descansar de la desenfrenada realidad de mi nueva vida.

"Hasta mañana, Cyrenne..."

𝐒𝐀𝐍𝐆𝐔𝐈𝐒 𝐂𝐑𝐘𝐒𝐓𝐀𝐋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora