Aquella, bella sensación de hace solo unos momentos fue probablemente de las mejores, por las que todos hayan podido pasar en su vida, es decir, no solamente fue Balto, y no que fueron todas las personas en el pueblo de Nome, al igual que cada uno de los perros del lugar. Simplemente todos y cada uno de ellos, sintieron el que probablemente ha sido el más grande alivio de toda su vida.
Esa noche, en la que todos en el pueblo se encontraban en un silencio, mas que sepulcral, ya toda la esperanza que alguna vez habían tenido, simplemente se había desvanecido por fin en su totalidad. Ya no quedaba nadie que aún creyera que fueran a volver, si que fueran a llegar. Únicamente daban por hecho ahora, el equipo y la medicina, se habían perdido completamente, en la tormenta. No había nada más que hacer al respecto, porque al final así habían pasado las cosas. Simple verdad. Se habían perdido, justo de la misma forma que todos los niños en el pueblo estaban a punto de hacerlo. Con toda seguridad ya no quedaba mucho tiempo, antes de que muchas vidas esa noche fueran a perderse, una tras otra.
La gente simplemente no podía estar más desanimada, mas triste, más callada, todos en su interior se sentían más que vacíos por ese dentro mismo. Aunque parecía, que por lo visto, todos dejaban ver que aún pretendían seguir y seguir aferrándose a la esperanza hasta el final. Una parte de ellos, en el fondo, ya había comenzado a aceptar el que debía ser el triste y doloroso destino, que le estaba guardando a muchas personas ahí.
Esa noche, después de lo que habían parecido unos minutos eternos, en los que simplemente ya nadie se animaba a decir nada. Todos parecían finalmente haberse dado por vencidos, que habían aceptado aquel doloroso destino. Y a los pobres niños del pueblo no les quedaría otra opción más que esperar tranquilamente en sus camas de hospital, los brazos de la muerte. Ese día estaba a punto de convertirse en el más trágico, al menos en la historia de ese pueblo. Parejas que perderían a sus hijos, jóvenes que perderían a sus hermanos, adultos mayores que perderían a sus nietos. Muchas de las mujeres humanas presentes ya solamente lloraban en silencio, y esto por supuesto incluía también a Evelyn, la madre de Rosie, y la dueña de Jenna. Que mientras que su esposo Thomas, se había quedado dormido, pero no intencionalmente porque había estado luchando contra el sueño durante un buen rato, pero que ya no podía más. Solamente yacía dormido en el regazo de su mujer, con la cabeza y los brazos recargados sobre el mismo. Ella para ser justa no lo culpaba en lo más mínimo, pues aunque había dicho que quería velarle a su hija, ella sabía por simple lógica que no aguantaría para siempre. Además que tampoco podría seguir soportando por más tiempo ver como su hija respiraba de manera agónica, y cada vez más débil.
Junto con ellos estaba también Jenna, la pobre husky, ella insistiendo en negarse a sí misma la idea de creer, que Balto, habia fracasado en su misión, así como la promesa que le había hecho a ella. Sintiéndose completamente derrotada, y que todo se había terminado esa noche, para Rosie y los otros niños, Jenna, ya solo recargo la cabeza a los pies de la cama de Rosie, sintiéndose más que resignada al fin. Todo rastro de fe que alguna vez pudo tener en el equipo, simple y sencillamente se esfumó. Sin embargo y para la sorpresa y gran asombro de todos ellos, sus plegarias al final sí que habían sido escuchadas, y Dios se apiadó de todos ellos. En el último instante y cuando todo en verdad parecía perdido, de entre toda esa oscuridad emergió un rayo de luz, una luz de esperanza.
De un momento a otro se escuchó un fuerte aullido provenir desde la distancia, y todo indicaba a que en unos momentos aquella balanza se iba a inclinar a su favor.
Dentro del viejo bote pesquero abandonado, se encontraba la verdadera familia de Balto, que aunque adoptiva, siempre le mostró un amor verdadero y genuino. Y comprensiblemente más que sentirse mal por los niños del pueblo, el ganso ruso Boris, así como los otros dos osos polares, Muk y Luk, lloraban amargamente y lamentaban la pérdida, del que había sido su hijo y hermano respectivamente. Creyendo que ahora estaba muerto, y sintiendo todos a la vez un gran remordimiento, por no haber estado ahí con él. De una forma conmovedora, el grupo de tres, tomo la sábana que él siempre había usado, aquella vieja manta azul, y se arroparon todos con ella, mientras recordaban con dolor a Balto.
Hasta que escucharon ese aullido, que de inmediato, se les hizo conocido.
Reaccionando casi al instante, los tres salieron del bote y miraron para todos lados, en busca de encontrar algo, lo que sea, simplemente el ritmo de sus corazones estaba creciendo con significativa rapidez. Aquel sonido les había devuelto de un momento a otro la esperanza, y el corazón de Boris comenzó a latir con fuerza. Se preguntaba si podría ser posible, y la única verdad era que sí lo era.
Al mirar hacia el horizonte del pueblo, donde no se veía más que una simple, extensión de todo ese desierto de nieve gigante, de la nada se vio salir a Balto, saliendo de entre aquellos montones de nieve, con todo el equipo de perros de trineo tras él. Es decir, Balto llego, como aquel perro guía, o integrante de un equipo que siempre había querido ser.
La vista que tuvieron fue tal, de inmediato Boris saltó de la alegría.
-Boris: ¡¡BALTO HA VUELTO!!
Y pronto no sería el único que se percataría de su regreso, una vez que pusiera sus patas dentro de Nome, era más que claro que todos correrían hacia él. La salvación por fin llegó para aquellos niños.
Pero no fueron los únicos que saltaron de la alegria.
Ese aullido que no había sido emitido por nadie, más que por Balto, cobró más fuerza una vez que el perro lobo se percato, de la presencia de aquellas luces de la Aurora Boreal, Balto inmediatamente se dio cuenta de quién había sido la responsable de ello.
-Balto: Jenna...
Esto únicamente hizo que él continuara aullando con todavía más fuerza, buscando así que todos en el pueblo lo pudieran escuchar. Algo que por supuesto logro de forma inmediata.
Continuara.
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Lo que Pasó Después de la Carrera.
FanfictionSabemos que Balto había logrado volver con la medicina y salvar a todos los enfermos de Nome, convirtiéndose así en el héroe del pueblo. Pero hubo quienes quedaron con dudas. ¿Que fue de Steele? Muchos quisimos saber que pudo haber pasado con el una...