Tierra de Amargura.

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Fue increíble, pues simplemente increíble, el definitivamente, sería con total seguridad, el tipo más malvado y descarado que alguna vez habría podido conocer en toda su vida. Jenna, sentía que no podría estar más indignada en toda su vida. Ella sabía que todas las cosas que estaba diciendo, eran mentira. Ella sabía perfectamente, si no tenía forma alguna de probarlo ni de demostrarlo, que él no les estaba diciendo para nada la verdad. Simple y sencillamente, demasiado sospechoso como para creerlo, se veía demasiado sospechoso como para que alguien en serio pudiera tragarse todas sus mentiras. Y sin embargo, eso era justamente lo que había pasado. No era que Jenna, creyera acaso que todos a su alrededor, eran pura gente estúpida, insensata o ingenua. Pero sí que ella sentía que era de muy preocupante, la facilidad con la que todos a su alrededor podían ser engañados.

Esto por supuesto, a la larga, no iba a significar nada bueno. Tal parecía que él, Steele, aún no se lo imaginaba en lo absoluto. Pero con sus acciones, lejos de llegar a poder conquistar eventualmente el corazón de Jenna, puedes olvidar que están obteniendo justamente todo lo contrario a eso. No sabía por qué le pasaba esto. Pero definitivamente estaba considerando, que ya no había nada más por hacer. Y a pesar de que lo ignoraba, solo estaba logrando, como ya se dijo, lo contrario, que era hacer, que Jenna tal vez no completamente, aún, pero poco a poco, generaría en ella un sentimiento de rencor. Que muy probablemente, terminaría eventualmente por odiarlo.

Era muy seguro. Jenna lo estaba dando ya por hecho, si algo le pasaba a Rosie, no dudaría ni un segundo, enculparlo a él totalmente por ello. Si ella no conseguía sobrevivir, él no debería dudar, que a partir del instante, en que ella no lograse sobrevivir, la husky pelirroja, odiaría al Alaska malamute, con toda su alma.

Claro, eso aún no había sucedido, pero desde ese momento, ella ya estaba más que Rabiosa e indignada con él. Su descaro, era asombroso. Obviamente no en el buen sentido. Y la facilidad que tuvo para mentirles a todos, a cada momento y en cada cosa que le preguntaran, ella era mucho más lista que el resto al parecer como para no tragarse sus palabras. Y solamente había salido completamente enojada, al no poder creer el cinismo de Steele que se había mantenido hasta el final.

Lo escuchó inclusive, momentos antes de salir. Por el contrario, nadie pudo escucharla a ella, pero lo cierto es que un leve gruñido logró salir de su hocico, a la vez que apretaba los dientes con fuerza. Esto tras escuchar, como el, aún después de que ella lo había confrontado, de que le había dejado en claro, que no le creía para nada, y que se había ido sin dejarle decir otra cosa más. El cretino del Alaska malamute, se limitó únicamente a decir, que ella solo necesitaba tiempo para aceptarlo. No entendía como rayos, era capaz de decir, que la amaba.

Pero por supuesto, todo lo que estaba mal en ese momento, no se detenía solo ahí. Aún había muchas cosas próximas a ocurrir, y con toda seguridad, que se iba a poner peor.

Justo en la casa que los estaba esperando, a las afueras del pueblo, el señor, que había dejado aquel farol, aquella lámpara de aceite, como símbolo de esperanza, y que había prometido, ante los ojos de todos en el pueblo, que la mantendría encendida hasta que regresaran, hasta que el equipo volviera, por fin se había dado también por vencido. Y como una clara señal de derrota. Tan solo pudo salir afuera, para apagar, la luz de la misma. Dejando en claro con ello, también había aceptado, como muchos otros, que quizá no regresarían, y que ya todo estaba perdido.

Su acto desde luego, no pasó desapercibido en lo más mínimo. Se dieron cuenta de lo que él hizo. Pero no podían culparlo, y por ello nadie le dijo nada al respecto. Ni un solo reproche.

En cuestión de unos momentos, muchas más personas, iban a comenzar a seguir su ejemplo. Algo que por supuesto no les hacía felices en lo absoluto.

Cuando salió, suspirando de la pura derrota. Lentamente giró la perilla de la lámpara de aceite, hasta que la luz de la misma se había extinguido, para después proceder a descolgarla de dónde estaba.

Los primeros que presenciaron esto, justamente los señores Tomás y Evelyn. Mostrar una expresiones horrorizadas, con corazones destrozados, y sintiendo unas ganas incontrolables de llorar, una vez que habían comprendido de inmediato lo que eso significaba, tan solo pudieron voltear a ver, a su niña, que continuaba sufriendo, gimiendo de dolor y toda llorosa en su cama. Al parecer, estaban más que listos. Para aceptar lo que se venía. Incluso si desde luego, no era algo que estuvieran esperando con demasiadas ansias por supuesto.

Previamente se dijo, que tan pronto como el señor apagó la luz de la lámpara que indicaba una muestra de esperanza, y la luz en aquella oficina de telégrafos, dejó de ser visible para todos, uno a uno, el resto de habitantes en el pueblo, igualmente siguieron su ejemplo. Con todas las luces que se habían dejado encendidas en el pueblo, que lo mantenían iluminado, y que hacían posible que este se pudiera ver desde lejos. Una tras otra comenzaron a apagarse, hasta que finalmente dejaron, que el pueblo se perdiera en medio de la oscuridad y de la densa tormenta de nieve.

Todos estos hechos, serían presenciados por Jenna, queda igual forma, miraría horrorizada, completamente horrorizada, como todo el pueblo en verdad parecía rendirse. Todos en verdad parecían estarse dando por vencidos. Pero ella no. Ella aún tenía esperanza. Tenía sus esperanzas, puestas en alguien en particular. Iba a confiar en él hasta el final. E incluso si no lograba tener éxito en su misión, no se arrepentiría de haber confiado en él. Porque muy a diferencia de Steele, el si era alguien realmente bueno, que sí quería ayudar. Que sí estaba interesado en hacer algo por la gente. Sin esperar nada a cambio. Sin esperar nada para él. Mientras todos insistieran en darse por vencidos, más que seguro, ella estaba, de que donde sea que fuera que él estuviera, Balto iba a seguir luchando hasta el final.

Seguiría haciendo algo por ellos. Ya no solo era por la medicina, ella esperaba, que él mismo, estuviera bien. Porque además de Rosie, tampoco quería perderlo a él.

Continuara.

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