La quietud y el silencio de aquella noche, eran aterradoramente tales, que la gente dentro del pueblo de Nome, sentía que podrían incluso llegar a ser tragados por lo mismo.
No había ni un solo ruido, ni una cantidad de movimiento considerable, ya fuera en las calles o adentro de las casas. Casi como si el tiempo se hubiera detenido. Pero no era para menos, de alguna forma se podría decir, que la tristeza había detenido todo a su alrededor. Aunque explícitamente jamás lo dirían. Todos los padres en Nome, simple y sencillamente se habían sentado a esperar, a que la muerte viniera a buscar a los niños. Con una resignación que en ese momento, no se expresaba gritos, pero sí que se hacía notar, ya solo estaban esperando únicamente, a que la muerte viniera a preguntar por sus hijos.
Thomas, el padre de Rosie, la niña humana dueña de Jenny, se había consumido de tal manera por el dolor que le provocaría, la segura y próxima pérdida de su única hija. Que antes de quedarse dormido en el regazo de su esposa, había estado sollozando en silencio, hasta que ya no pudo más. Él mismo se había dado cuenta, que no tenía caso seguir aferrándose una esperanza, que de alguna u otra forma se daba cuenta de que en realidad no estaba ahí.
Con su esposa, las cosas tampoco fueron diferentes. A pesar de que ella pudo quedarse despierta por más tiempo, no era porque estuviera mejor, definitivamente no. Únicamente decidió resistir más que su esposo, justo para poder consolarlo a él. Ella, como muchos otros padres en ese momento, ya solo estaban esperando, que los pequeños se fueran en silencio. Cosa que sí pasaría, al menos hablando desde un punto de vista lógico. Evelyn para el final del día, o para el final de esa noche mejor dicho, ya también lo había dado todo por perdido. Su amada hija, con tanto cariño y amor cuido y crió. Se iría para siempre, y ni ella, ni su marido, ni nadie ahí presente, podrían hacer nada para evitarlo.
Ya por último, estaba Jenna, que a pesar de ser la última, inevitablemente acabó por seguir el ejemplo de aquellos dos adultos humanos. Sintiendo que no le quedaba otra opción mejor, que aceptar el triste destino de esa noche. Al igual que Thomas, Jenna pasó un rato considerablemente largo, llorando en silencio, con la cabeza recostada en la cama de Rosie, justo a los pies de ella, esa misma noche, aquella niña, con la que siempre había disfrutado tanto jugar, y convivir, y de la que siempre escucho todos sus secretos y pensamientos, deseos y anhelos, ya no iba a estar más con ella. En una sola noche, menos tratándose de Jenna, la desgraciada husky pelirroja, solamente sentía que lo había perdido todo. No solamente a ella. También a él. Su mejor amigo, que ahora daba por hecho, habría perdido una vida, en esta misión de buscar al equipo, Incluso si nadie se lo había pedido.
Dolía demasiado. Y era un dolor tal, que más allá de solo hacerla sentir triste, también la hizo sentir ira, y odio, al inicio ella misma no entendió por qué sentía odio, pero luego recordó por qué, o más exactamente, recordó por quién.
Ella misma sabía, mejor que nadie, o más bien, era la única que se daba cuenta, de que aún a pesar de que todo lo que estaba pasando, se supondría que sería algo triste y doloroso para todos. Steele sin embargo, andaba por la vida muy quitado de la pena, comportándose por supuesto, como si nada estuviera pasando. Dejando muy en claro con ello, lo poco o nada, que a él le estaba importando, las cosas de esa noche. Pero no era el único. Tal parecía, que el resto de perros del pueblo, que se encontraban con él en la sala de calderas, escuchando sus historias, de sus supuestas hazañas, habían comenzado ya a seguir su ejemplo. Sintiendo que no pasaba nada, si los niños al final morían. Una situación realmente indignante. Pero en ese momento Jenna no estaba de humor para sentir indignación por ello.
Los copos de nieve, incontables originados por la tormenta, que se hacía cada vez más notoria en el pueblo, seguían cayendo. Para este punto, ya todas las luces, que se pudieran ver desde la distancia, yacían apagadas.
La única luz que quedó, fue la que había sido colocada por la propia Jenna, hecha a partir de aquel truco que el le había enseñado. En cualquier otra situación, ella ya habría ido a quitarla, porque ya también creía como todos, que no iba a llegar nadie. Pero si no lo hizo, fue solamente porque no se acordó. Serían los últimos momentos, que iba a poder pasar, en compañía de su amada niña. No se iba a separar por nada del mundo de ella. Tampoco era como si hacerlo fuese a cambiar algo.
Ya los últimos que faltaba por mencionar, eran quienes sí sé que se podrían considerar, la amada familia, aunque adoptiva, pero al final de cuentas familia, de él. Adentro del viejo bote pesquero de madera, varado y abandonado a las afueras de la ciudad. El pequeño grupito de tres, también se encontraban en un casi total silencio, el cual únicamente se rompía, por los pequeños gemidos de dolor, quienes se encontraban adentro de él. El ganso Boris, y el pequeño par de osos polares. Entraban igualmente lamentándose, por el dolor que les provocaría esta gran pérdida, pero a diferencia de todos en el pueblo, a ellos la pérdida que más les dolería, era la de él. De aquel que vendría a ser, el hijo del primero, y algo así como el hermano mayor de los segundos. El, es decir, Boris ya solo estaba arrepintiéndose en su totalidad, de haber permitido que él se embarcará en esa misión peligrosa. O al menos, se estaba arrepintiendo de no haber ido con él. Al menos en una parte de sí, sentía que si lo hubiese acompañado, quizás y solo quizás, las cosas podrían haber sido diferentes.
Un literalmente, enorme abrazo de oso, dado por el más grande de los dos osos polares, acabó envolviendo a los tres. Solamente era, no por el frío, si no más bien, para compartir el dolor, y consolarse mutuamente, por la que para ellos era, la más grande pérdida de esa noche.
Todo cambió completamente sin embargo, cuando el triste silencio de esa noche, fue totalmente roto, por el sonido de un más que peculiar aullido.
Continuará.
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Lo que Pasó Después de la Carrera.
FanfictionSabemos que Balto había logrado volver con la medicina y salvar a todos los enfermos de Nome, convirtiéndose así en el héroe del pueblo. Pero hubo quienes quedaron con dudas. ¿Que fue de Steele? Muchos quisimos saber que pudo haber pasado con el una...