Intenta sonreír.

Esto debía ser una broma.

No.

Simplemente no.

Ella no podía haber echo eso. Era de mi propia sangre.

Ahora estaba aquí.

Mi vida ahora era una mierda.

Solo había un momento en el que podía sonreír y volver a ser la de antes.

Y ese momento era cuando estaba con Robert.

No era la típica amistad... Ni mucho menos.

La gente podrá decir que era un pedófilo pero no era así.

Su familia lo había dejado un poco de lado; por no decir mucho.

Solamente podía ser yo cuando estaba con él. En este año y algo le había cogido mucho cariño.

Nunca pensé que algun día se iría. En parte me imaginaba que sería inmortal por mí.

Pero... No.

Se fué.

La peor cosa en el mundo que me pudo pasar.

¿La peor?

No. Porque...¿Has oído alguna vez el dicho 'Cuando una puerta se cierra, se abre otra.'?

Pues cuando la puerta de Robert se cerró en mi cara propiciándome una buena cicatriz; otra puerta se abrió.

Y déjame decirte que nunca pensé que la cura a la cicatriz que me dejó la otra puerta, se encontrara en esta.

Porque en esta puerta se encontraba la persona que me volvería a decir:

Intenta sonreír.