Capitulo 5

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¿Qué?

Eso era lo que pensaba. Por mi mente no aparecía absolutamente nada. Me había quedado paralizada momentaneamente. Mis ojos se movían y miraban a todos lados menos al chico que tenía delante. Era algo que yo solía hacer, me costaba mirar a los ojos o a la cara a la gente. Si así era, habías conseguido una confianza infinita conmigo.

-Oh....

Eso fue lo único que mis labios lograron pronunciar. No podía definir mi estado mental en esos instantes. No era consciente de lo que me había enterado. No... No caía. No me daba cuenta de que Robert había muert...

Se había ido de mi lado.

Mis ojos se inundaron en un instante de lágrimas, más de las que quería. A pesar de que estas estaban a nada de correr por mis mejillas rojas por el frío me agunaté por no llorar delante de un total desconocido para mi persona.

-Siento lo de tu...- Aguanté un sollozo- abuelo.

Lo miré a los ojos en un acto extremadamente rápido. En ellos detecté tristeza y... Algo extraño. Había poca vida en ellos. Aunque el muchacho desprendía serenidad y una aura simpatica.

-Oye.- Hizo que me despertara de mi mundo- Si quieres pasar y hablam...

-No, gracias.- Negué rapidamente queriéndome ir a mi casa a llorar.-Adios.

Me di la vuelta para empezar a caminar y poder llorar en silencio y tranquila. Pero a penas di un paso y noté una presión en mi brazo.

-Espera.-Me di la vuelta y lo miré un segundo a los ojos para apartarlos al momento- El funeral no sabemos cuando será, pero si dentro de muy poco. Allí debo explicarte algunas cosas que me pidió mi abuelo antes de...- Pausó- Bueno. Me gustaría que vinieras y pues para notificartelo...

Saqué un bloc de notas pequeño, de bolsillo que llevaba en este y con el bolígrafo que tenía enganchado escribí mi dirección, o bueno, el lugar donde vivía.

Solté su agarre de mi brazo y en la misma mano le di el papel. Me di la vuelta y enseguida salí de la casa de Robert.

Llegué a toda velocidad entre sollozos a la casa. Abrí la puerta principal, me temblaban las manos. A paso rápido abrí la que daba al interior de la casa y entré y cerré la puerta. Me quedé de pie delante de esta. Me saqué el abrigo que llevaba y lo eché al suelo con dejadez. Moví mis dedos haciendo caer mis llaves. Apoyé lentamente mi espalda en la puerta y me deslicé poco a poco hasta que noté el frío suelo en mi trasero. Recogí mis rodillas en mis brazos y empecé a llorar. Mis sollozos eran terriblemente fuertes. Las lágrimas caían sin piedad por todo mi rostro. Oí unos pasos cerca de mí y después a alguien trotando. Pero mi cabeza solo se centraba en una cosa.

Robert ya no esta.

Robert ha muerto.

Robert se ha ido.

Estoy sola.

Completa y absolutamente sola.

Unos brazos me rodearon y mi nariz detectó el perfume varonil que usaba Matt. No me importaba que hacía aquí aún, ya que debería haberse ido. Solamente se que estiré mis brazos para enrrollarlos en su cuello y empapar su chaqueta con mis lágrimas.

Me estaba hablando. Pero mis oídos parecían estar desconectados. En un movimiento Matt nos puso de pie haciendo que yo envolviera mis piernas en su cadera. El pasaba su mano de arriba a abajo en mi espalda. Por mi mente se pasó un instante Diana. Tendría que trabajar con eso algun día. Matt me llevó al sofá donde en cuanto me dejó cojí una almohada y enterré mi cara en ella para continuar llorando.

Intenta sonreír.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora