|| S E I S ||

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Candice vio caminar a su esposo, cabizbajo y con pasos lentos, se le llenaron los ojos de lágrimas, porque lo amaba tanto y moriría de sólo pensar en perderle

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Candice vio caminar a su esposo, cabizbajo y con pasos lentos, se le llenaron los ojos de lágrimas, porque lo amaba tanto y moriría de sólo pensar en perderle. Al estar completamente sola, habló libremente con su amiga, quién estaba a la otra línea.

—¿Ya se fue verdad? —Patty le preguntó, pues había escuchado cuando se despidieron.

—Sí —. Respondió la rubia al borde de las lágrimas.

—No estés triste amiga, estoy segura de que solo imaginas cosas que no son—. Su amiga trataba de consolarla, pero la voz también se le había quebrado.

—Lo sé Patty, pero... No puedo evitarlo. Anoche, pensé que me lo contaría, pero no lo hizo—. Candice caminaba de un lado a otro.

—Tal vez no lo hizo porque no vale la pena.

—Pero antes me contaba todo... Todo.

—Quizás te lo cuente hoy.

—¿Y sí no lo hace? ¿Y sí, en verdad pasa algo entre ellos?

—¿Alguna vez te dio un indicio, o le viste algo sospechoso? No sé... Quizás, ¿labial en su ropa, perfume impregnado, mensajes o llamadas sospechosas?

—Te recuerdo que viajo seguido, además por mis manos, no pasa su ropa.

—Por ti no, pero si por las muchachas del servicio, y estoy segura de que, si ellas hubieran visto algo extraño, de una u otra manera ya lo sabrías. Recuerda que los chismes y las cosas malas se esparcen con rapidez.

—En eso tienes razón, esperaré estos días.

—De acuerdo amiga, tranquilízate y toma las cosas con calma, si gustas podríamos ir a tomar un café, me dices con tiempo para organizarme.

—De acuerdo amiga, siempre te marco. Gracias por escucharme, ah, y dale un beso enorme a mi querido Stair.

—Claro que sí, ahora mismo se lo daré. Te dejo, porque ya lo llevamos al colegio. Adiós Candy.

—Adiós Patty.

Candice subió a su habitación a retocarse el maquillaje, y vio por última vez su figura en el espejo, un botón de su blusa se había abierto, así que contempló su vientre, pasó sus dedos sobre algunas estrías, que le quedaron como recuerdo de sus tres embarazos; rememoró con ensoñación esas etapas de su vida, las cuales fueron muy hermosas. No entendía por qué esa mujer la estaba desestabilizando ahora, trataría de no pensar en ella.

Aprovecharía al máximo su fin de semana en el yate, sacó del closet la bolsa con los juguetes que Terry acababa de comprar, de esos ya habían usado algunos, y la experiencia había sido demasiado placentera; escogió los que se llevaría. Pediría que tuvieran preparado el yate "Lady Granchester" para ellos dos, porque de ninguna manera podría disfrutar con su esposo, compartiendo el mismo espacio con sus suegros e hijos.

|[| 𝗟EGADO 𝗚RANCHESTER |]|®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora